sábado, 6 de octubre de 2012

Capítulo 19 - Time goes by...


Desconcierto y una mezcla de emociones inundaban al pelinegro. Dudas y más dudas lo abordaban. Lo que estaba ocurriendo no podía ser real. Jamás imaginó encontrarse en una situación similar. Eligiese lo que eligiese, un remordimiento permanecería presente durante el resto de su vida. Ambas acciones costarían un alto precio para ambos. Era incapaz de decidirse, elegir una continuación para esta historia, puesto que cualquier opción cambiaría el futuro de esta desde el momento en el que de decantase por una.
Desesperado tiró de su cabello, con unas increíbles ganas de gritar hasta desgarrar su garganta, como si esto fuese a ayudarle en algo.
Bien sabía que destruiría a Frank si optaba por "concederle" el don. Los problemas que esto acarrilaría sería algo imperdonable. Su familia, su adolescencia, sus estudios... en conclusión, todo lo que había creado en el otro mundo desaparecería, tendría que despedirse de su vida hasta entonces.
Lo amaba, amaba a ese pequeño ser en cuerpo y alma, y aún sabiendo que debería escoger lo mejor para él, ¿por qué le costaba tanto hacerlo?
Evitando cambiar de opinión, salió de la cómoda y mágica habitación para hablar con Kai inmediatamente. No permitiría que su egoísmo destruyese algo tan preciado.
Con pasos indecisos pero constantes llegó al lugar, y comunicó al fin lo elegido. Un "¿estás seguro?" fue la respuesta que contestó a su afirmación. Asintió débilmente, siendo consciente del peso que llevaría sobre sus hombros a partir de entonces.

-Bien, entonces yo me encargaré de ello.-el comprensible líder, el cual sentía tristeza al ponerse en el lugar del otro, obedeció a Gerard.- Entonces hay que ponerse en marcha, nos espera una pequeña batalla.-finalizó.

Ninguno podía negar la emoción que le causaba luchar contra esos espectros, pero esta vez era algo distinto, no era una simple pelea sin finalidad alguna.
Con su arma en mano, todos cruzaron la barrera la cual "marcaba" la zona segura, adentrándose en aquello que parecía ser una película en blanco y negro, carente de color y emociones.
Aquellos espíritus ni siquiera parecían percatarse de su presencia, y como si tuviesen que hacer algo importante, seguían su camino.
Los seis seres vivientes caminaban en dirección recta, contagiándose de aquel lúgubre y deprimente lugar con el paso del tiempo.
Tinieblas y sombras los acompañaban mientras andaban causando un sonido sordo.
Cientos de pasos dados más tarde, se detuvieron en un vacío lugar, y retomaron su caminata para atravesar este y adentrarse en un lugar aún más oscuro, como el profundo océano. Allí encontraron a un par de seres similares a los demás, los cuales no destacaban en un sitio así, sino que encajaban perfectamente como si de un cuadro se tratase.

                                                                              ***
-Esta será la batalla definitiva.-sentenció Murthog, seguro de sí mismo.

-Sí, maestro. Acabaremos con ellos.-decía uno de sus súbditos.

                                                                               ***

-Ruki, vete con Gerard hacia allá- Kai extrañamente había borrado la peculiar sonrisa que siempre adornaba su rostro, ordenando aquello de una forma seria.

El mencionado primeramente asintió refunfuñando internamente al tener que perderse tal pelea, y tirando del brazo derecho del menor, corrió rápidamente hacia la derecha, entrando a una especie de ciénega tenebrosa e incolora en la cual habitaban otros demonios mucho más débiles pero igual de dañinos y malvados.
Acercándose hasta ser visibles, se colocaron en posición de combate, y varios de esos espectros no dudaron en ir hacia ellos.

-Encárgate de esos dos, yo me ocuparé de estos.- decía el más bajito para cortar por la mitad un pequeño demonio con apariencia de humano, como si aquella acción fuese algo tan fácil como acabar con un indefenso bicho cualquiera.

Muchos pedazos de carne y hueso volaron poco después, saltando por los aires y cayendo a la sucia tierra.
Gerard estaba rodeado, pero aún así sostenía su katana con firmeza y seguridad, pensando en su próximo movimiento.
Debido a su lentitud, una mano arañó su piel, sintiendo por primera vez ese dolor tan extraño que recorría su cuerpo y que quemaba como el mismísimo ácido. Sin darle otra oportunidad a esos demonios que formaban parte del "ejército" de Murthog, hizo un rápido movimiento de brazo, realizando un profundo corte en el estómago del otro. Este cayó lentamente, arrastrándose en el suelo a causa de su herida. 
Al levantar su vista, se dio cuenta de que de algún modo los oponentes que anteriormente Ruki había descuartizado, estaban completamente formados con aquellas piezas que había sido arrancadas. Aunque estuviesen "vivos", apenas podían moverse y simplemente pataleaban en el suelo sin poder hacer nada. Ahora lo comprendía, estaban muertos, no podían morir nuevamente y tanto si realizabas un corte con la brillante arma o lo troceabas como a una pieza de carne más, el efecto sería el mismo. También se percató del sadismo de Ruki al realizar actos tan macabros sin necesidad alguna.

-Por favor, no me hagas daño, yo no he hecho nada malo.-un espectro con forma de mujer pedía compasión, y por un momento Gerard se detuvo.

-No la escuches, es una táctica. Todos estos espectros eran asesinos o cosas peores antes de morir.-aclaro Ruki el cual había despedazado ya a más de siete espectros.

A Gerard aquella mujer le había recordado a alguien, alguien que lo había engañado del mismo modo. Le recordaba a aquella pequeña niña traidora.

El pelinegro había aprendido a convertirse en alguien mucho más fuerte tanto física como psicológicamente, siendo alguien neutro al que no le afectan ciertas emociones y sentimientos, y sobre todo, a no fiarse y confiar fácilmente.

Ágilmente avanzó y apuñaló a aquel ser, cegándolo con tan luz roja carmín, sin arrepentimiento alguno, puesto que ese era su "trabajo", y él simplemente salvaba al mundo de una u otra forma.

Sin un atisbo de cansancio volvió con Ruki, el cual había terminado de "limpiar" el área hace ya rato.

-Bien hecho. Ahora debemos llevarlos hacia la mazmorra.- el más bajito cerró los ojos por unos instantes, y seguidamente una especie de carretilla de un considerable tamaño había surgido de la nada. Como si no pesaran en lo absoluto, cargaron a los muertos vivientes y los depositaron ahí, amontonándolos para facilitarle la tarea de desplazarse. 

Por otro lado, cuatro personas no lo tenían tan fácil, ya que aquellos "fantasmas" se desvanecían apareciendo segundos después metros más adelante, siendo así imposible dar de lleno con su arma en alguna parte de sus putrefactos cuerpos en perfecto estado.

Entre ataques y más ataques esquivados, consiguieron al fin limpias puñaladas, borrando la expresión que no expresaba nada de aquellos seres para transformarla en una de dolor.
Acabaron con ellos, pero ninguno era el que habían estado buscando. Aún así estaban sorprendidos debido al aumento del número de demonios. Eso solo podía indicar que como en el mundo real, en aquel paralelo la situación empeoraba de forma vertiginosa. 
Manteniéndose en guardia, observaron a su alrededor, en busca de aquel indicado al que necesitaban aniquilar con urgencia.
Como si lo atrajesen con la mente, ese pequeño espectro de cabello marrón que tapaba parte de su cara con un infantil rostro surgió de la nada, pero no estaba solo. Tras él, más de veinte almas en pena le seguían, algunos mayores y otros menores que el anteriormente mencionado. Sin duda, todo aquello había sido planeado. Más seguros estuvieron de ello cuando Murthog, aquel ser que desprendía un aura oscura y macabra, se unió al resto.
Corrieron hacia ellos sin esperar un segundo en causarle quemaduras, como una avalancha.

Inútilmente se defendieron, logrando acabar con la mayoría, pero siendo incapaz de terminar con aquello ya que cada vez aparecían más contrincantes. 
Kai decidido se acercó al causante de todo aquello, deseando eliminarlo al fin.

-Hola.-saludó Murthog burlonamente.-nos volvemos a ver.-llevaba consigo una enorme hacha brillante y plateada, preparada para cortar hasta el acero más puro.

El líder se movió a su alrededor, intentando pensar en un ataque lo suficientemente poderoso como para acabar con el otro, pero de repente su mente se convirtió en un blanco vacío. Su cuerpo se movía solo, de un lado hacia otro. Su oponente solo reía, pero en un despiste, un rápido corte desmembró a Murthog, dejándolo sin el brazo en el que portaba su arma.

-¿Cómo demonios...?-no entendía como Kai había sido capaz siquiera de rozar su piel, y aún menos de hacer aquello. Sangre color negro brotaba a borbotones del más despiadado. Intentó poseer su hacha de nuevo con la única mano que le quedaba, no obstante, Kai fue más veloz y alejo esta de él.

-¿Crees que solo con eso lograrás derrotarme?-rió desquiciado. De repente su brazo se regeneró de nuevo, pero sin su arma, aunque ahora podría luchar mucho mejor.

De un rápido salto logró acercarse al líder y agarrar su cuello entre ambas manos, ejerciendo una fuerte presión, haciendo arder su cuello gracias al contacto, tiñendo de negro allá por dónde tocaba. Dolía, dolía a horrores, pero Kai tenía a gente que proteger, gente importante por la cual debería seguir luchando.

-Parece que ya no eres tan fuerte.-continuaba carcajeándose. Tanto Reita como Aoi y Uruha sufrían al ver aquello, pero no podían hacer nada ya que los espectros aparecían por aquí y por allá.

-¿Por qué... haces esto? ¿Qué lograrás con... ello?-hablaba entrecortadamente al ser su cuello y garganta estrechada cada vez más.

-Es muy simple, me aburro y… os odio.-finalizó diciendo aquello y apretando más su mano en torno el cuello del otro.- ¿Sabes? el noviecito del rarito ese ya está demasiado afectado como para que podáis ayudarlo. Es muy tarde.-rió cínicamente.

Eso le dio la fuerza para clavar de improviso su katana en uno de sus costados, logrando liberarse así del otro. Aún así, Murthog volvía hacia él para retenerlo como anteriormente había hecho, pero alguien lo impidió.

Una mujer de cabello largo y blanco como la nieve, con un arma tan roja como las llamas, apuñaló directamente su corazón, consiguiendo desencadenar una serie de horripilantes y graves chillidos.

-Eres… tú.-Murthog calló al suelo, debilitándose completamente.

-Lo llevaré a la mazmorra antes de que vuelva en sí.-dictaminó aquella mujer.

-Muchas gracias.-agradeció con una de sus peculiares sonrisas a pesar del dolor que sentía.-Bienvenida de nuevo, Helena.- ella sonrió amablemente, y sujetando a ese demonio desapareció de allí.

Absolutamente todos, tanto espectros como humanos observaron aquella imagen, dándose cuenta de que toda aquella época de venganza y continuas matanzas había terminado con la derrota de su líder y la aparición de ella.
Aún así, los seres temían por sus “no-vidas” y luchaban a pesar de estar atemorizados.


El ser que habían buscado, simplemente observaba la lucha, hasta que un castaño de nombre Uruha se acercó a él, queriendo deshacerse del que se aprovechaba del cuerpo de Frank de una vez. Apuntando hacia él, desprendiendo aquel humo morado a través de su arma, dispuesto a realizar un corte, se quedó a medias.

-¡Uruha!-un grito por parte de Aoi lo alertó demasiado tarde. Un espectro se acercaba a su espalda, y como si no fuese materia alguna, introdujo su brazo en la carne del castaño, atravesando su espalda y haciéndolo chillar al sentir tal dolor.

Era imposible, lo sabían. Debían retirarse de aquel lugar antes de quedar en coma permanentemente en la vida real, lo cual sería consecuencia de las heridas.

-¡Tenemos que irnos de aquí!- anunció Reita, a sabiendas de que todos estarían pensando en lo mismo.

Aoi se acercó al herido, el cual previamente había caído al suelo sujetando su vientre y derramando lágrimas como era inusual en aquel lugar. Tomó su mano y lo abrazó con ternura puesto que era consciente de que no podría hacer nada por él además de apaciguar el dolor con un poco de cariño. No le importó que estuviese rodeado de quién-sabe-que en ese momento, ese chico era su preocupación principal.

-¡Reita, cúralo!-había ordenado Aoi, pero el rubio permanecía luchando y le resultaba imposible cumplir con lo ordenado.

-¡Aoi, carga a Uruha y vámonos!- dijo Reita, el cual acabado de cortar la cabeza de uno de sus atacantes.

El pelinegro tomó en sus brazos a Uruha, como si este no pesase nada, mirando fijamente su rostro y acariciando su cabello con delicadeza.

-Estarás bien.-le había prometido.

Corriendo a una velocidad inhumana en dirección recta, esquivó a todo ser u objeto que se le interpusiese. El resto de luchadores se alejaron de allí también, dejando a sus espaldas espectros moribundos arrastrándose por el suelo y otros en mejor estado intentando seguir sus pasos.

Huyeron rápidamente, adentrándose en la zona segura de nuevo. Abatidos al tener que darle la noticia a Gerard. Sintiéndose culpables al saber que la futura vida de Frank se arruinaría gracias a ellos.

Ruki y el menor regresaban al castillo, después de haber tenido que presenciar una espantosa imagen; la de cientos o miles de seres encerrados tras rejas en una oscura mazmorra, gritando como animales y diciendo incoherencias. ¿Cómo los seres humanos pueden llegar a convertirse en algo así?

Los otros cuatro nada más entrar y asegurarse de que nada ni nadie los molestaría mas allí, depositaron a Uruha en su cama con delicadeza. Retiraron su camisa, y lo que pudieron observar, fue una gran marca negruzca en su vientre y espalda. 
Aoi posó una de sus manos sobre aquella mancha, observando el gesto de dolor del poseedor de aquella herida. Otra de sus manos se cerró en un puño, llenándose de rabia, sintiendo un infinito deseo de venganza hacia los que le hicieron eso.
Se acercó a Uruha, poniendo todo su empeño para que la acción que iba a realizar a continuación fuese percibida por el otro. Acarició su rostro y permaneciendo muy cerca de él, rozó sus gruesos labios contra los del castaño, borrando su sufrimiento por unos instantes. Retirándose luego de la habitación tras una mirada cargada de emociones, llamó a Reita, el cual era capaz de curar heridas de este tipo.
El de de la tela en la nariz entró a la estancia, preocupado como nunca lo había estado, ya que jamás algo así había pasado. Posó su mirada sobre la herida, y con toda la concentración que pudo conseguir, cerró sus ojos y con la palma de una de sus extremidades superiores sobre eso que destacaba del blanco cuerpo de Uruha, recitó algunas palabras incomprensibles. Poco a poco el color oscuro se fue desvaneciendo, convirtiéndose en gris y luego siendo apenas visible, como si hubiese hecho magia. Repitió la acción con el resto de sus compañeros a continuación.

Tiempo después, los dos restantes entraron al lugar, sin saber aún nada de lo ocurrido. Al observan pequeñas manchas en los cuerpos de sus amigos, supieron que quizás nada bueno había pasado.

-Todo terminó.-fue lo único que comunicó Kai.

A partir de entonces, todo cambiaría, nada sería lo mismo. Una poderosa mujer aseguraría la paz en es el mundo, con la ayuda de esos chicos, de su nieto y el novio de este, porque sí, a pesar de haber solucionado la guerra y haber traído la tranquilidad, había una vida la cual en parte, habían sacrificado. Habían sido muy lentos, y el precio de aquello sería un nuevo miembro el cual dejaría todo atrás para dedicarse completamente a erradicar el mal del mundo. Ahora solo quedaba esperar.
                                               ***

Meses más tarde, mientras Kai realizaba su “limpieza” como tenía costumbre, y aunque a partir de que ahora apenas debía encargarse de uno o dos espectros cada largo tiempo, el mal que reinaba allí era mínimo, a pesar de que Helena aún no hubiese vuelto desde que prometió encerrar a Murthog. Probablemente, estuviese solucionando algunos asuntos pendientes, preocupándose excesivamente, como siempre.

Paseaba por allí tranquilamente, cuando fue a parar en aquella zona que le traía tantos recuerdos, esa zona en la que Gerard había permanecido atemorizado cuando apenas había entrado a ese lugar. Ahora allí, en vez de ser un pelinegro asustado y encogido, había un pequeño de ojos expresivos que observaba todo con gran curiosidad, un tanto perdido. Kai supo quien era apenas lo vio. Había llegado el momento.

-Hola, Frank. Soy Kai.-había caminado hacia él sonriente al imaginar la expresión de la pareja cuando se reencontrase después de tanto tiempo, aunque fuese en aquel mundo paralelo.

El pequeño se sorprendió, aún no entendía por qué estaba allí, solo sabía que quizás, aquel lugar en el que se encontraba, fuese en el que Gerard había estado desde hace años.

-¡Vamos, corre! ¡Te llevaré con Gerard!-emocionado Kai tomó la mano del otro, aunque falló, acordándose de que Frank aún no tenía el poder suficiente como para aquello, pero no debía perder tiempo en explicaciones, así que corrieron rápidamente hacia su “hogar”.

Cruzaron la zona segura, y el rostro maravillado y de sorpresa del de castaño oscuro era evidente. Todo aquello era increíble, como en un sueño, pero ya tendría tiempo de sobra para apreciarlo, ya que ahora mismo eso no era lo más importante.

-Miren quien está aquí.- anunció Kai, interrumpido las risas en el lugar, dejándolos a todos petrificados.

Gerard giró la cabeza, y cuando cruzó su mirada con la de Frank, sintió que moriría de felicidad. Paralizado observó como el pequeño había crecido apenas un poco, su cabello permanecía desordenado y largo color castaño oscuro. Sus orbes color indescifrable entre almendra y oliva seguían siendo los mismos, sin embargo, denotaba lo mucho que se había descuidado, y su aura inocente ahora irradiaba madurez. A pesar de estar en ese lugar, su pulsera preciada seguía allí.

-Frank… ¡Frankie!-reaccionando por fin, se acercó a él, rodeando su pequeño cuerpo con sus brazos, siendo esto casi imposible, pero cierto ya que las ganas de realizar aquello por parte de ambos era mayor que la incapacidad de Frank con su don para sentir contacto humano aún.

-Ge-Gee.-entre lágrimas y emociones que solo el amor entre ellos podía hacer posible sentir allí, se abrazaron con fuerza, temblando ligeramente.

-Te extrañé tanto…-Definitivamente, a pesar de tantos cambios, lo suyo perduró y perduraría por mucho tiempo.

Decidieron dar un paso más allá, y a pesar de las miradas que tenían sobre ellos, tomando el rostro del pequeño entre sus manos, unieron sus labios en un fogoso beso de reencuentro, el cual habían estado esperando durante demasiados meses.
Esa sensación indescriptible que los invadía, era tan fuerte que les otorgaba una fuerza tan grande como para ser capaces de destruir al mismísimo demonio, si es que este existía.
Manos que recorrían sus cuerpos, reconociéndose de nuevo. Electricidad, descargas que daban de lleno en su corazón. Lenguas que jugaban entre ellas en su cavidad bucal, degustando el sabor del otro, el cual no había cambiado. Saliva que se mezcla, uniéndose en una única esencia. Gracias a aquel lugar, la necesidad del oxígeno era inexistente, por lo que aquel contacto duró tanto o más de una hora en el mundo humano. Solo querían permanecer así por siempre, pero había tantas cosas que querían decirse que decidieron cortar aquel beso desesperado el cual terminó en uno suave y tierno, dejando sus labios tan rojos como la pimienta.

-Te amo, te amo tanto, enano.-confesó, soltando aquellas palabras que no había dicho en tanto tiempo.

-Yo también te amo, Gee.-el pequeño abrazó al otro de nuevo, sin querer despegarse de él jamás.

Los cinco chicos permanecían sentados en el sofá del salón, observando por  primera vez aquel lado romántico de Gerard, alegrándose de algún modo.

Gerard tomó la mano de Frank, quedando así unidas  ambas muñecas portadoras de la pulsera “mágica” en contacto.

-Lo siento… me excedí un poco.-se disculpó el pelinegro ante los espectadores, los cuales solo rieron contagiosos, sufriendo un ataque de risa al escuchar la disculpa.

Acompañaron a los demás en el sofá, presentándose ante el nuevo.

-Hay algo que tengo que decir.-confesó Frank de un momento a otro.-Todo ha cambiado allá fuera, ya nada es lo mismo. El mundo en el que vivíamos no es como lo era antes.- a pesar de que todos menos Gerard eran conscientes de aquello, solo Frank conocía con profundidad la actual realidad.

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Después de mucho tiempo, aquí dejo la continuación ^^

Os estaría eternamente agradecida si dejarais comentarios, y bueno, espero que os guste >.<


¿Qué tal? ¿Qué creéis que pasará? ¿Cómo será el mundo real?
Perdonad mis errores e incoherencias >.<
Os dejo con una bonita canción instrumental: http://www.youtube.com/watch?v=ZKezPZJlkhc


sábado, 25 de agosto de 2012

Resumen decente al fin.

Gerard era un chico solitario, que a su corta edad ha pasado por muchas situaciones difíciles y que posee un extraño don. Ha perdido las ganas de vivir, ya nada le importa.

Cuando menos lo espera su vida da un giro de trescientos sesenta grados gracias a su nuevo compañero de habitación, Frank.

El pequeño Frank ha avanzado un curso gracias a sus buenas calificaciones, y por ello, conoce a Gerard.

Con el paso del tiempo, van descubriendo cosas del otro y poco a poco sentimientos empiezan a surgir, experimentando así su primer amor.

Desgraciadamente, cosas sobrenaturales ocurren, desestabilizando sus vidas e incluso el mundo entero. Nada era lo que todos pensaban, habían estado viviendo en una profunda mentira.
Gerard no es un simple humano normal y corriente, sabe cosas sobre la vida y la muerte que solo pocos mortales como él conocen.
                                         
                                                               ~Frerard~


Aparición de personajes secundarios a medida que avanza la historia, entre ellos, los miembros de the GazettE.

Genero:
Acción, Angustia, Ciencia Ficción, Drama, Fantasía, Horror, Humor, Misterio, Romántico, Tragedia


Advertencias:  Lemon.

Palabras:    
51027 palabras

viernes, 24 de agosto de 2012

Fotitos supáh ultra mega guays de los personajes (?)

Aquí iré actualizando fotos sobre los personajes y puede que ponga alguno que otro dibujito ^^
Uruha:

Aoi:


Ruki:

Reita:

Kai:


Todos:
Seh, vivan las katanas (?) Pues, les recomiendo mucho este grupo, son geniales. Pensareis: "dah, ha abandonado MCR y ahora le gusta estos travestis", pero no es así, My Chemical Romance es mi grupo favorito, cambió mi vida, y eso siempre será así. A the GazettE les conocí gracias a MCR, ya que gracias a que un FanFic se parecía al anime Kuroshitsuji,  alguien comentó sobre ello, y el opening de la segunda temporada del anime era una canción de ellos. Pero claro, the GazettE son un increíble grupo y grandes músicos, mi segundo grupo favorito, aunque no tenga muchas similitudes con MCR. Dadles una oportunidad y escuchadlos al menos una vez, os gustarán ^^

Capítulo 18 - People Error


Por cada minuto que pasaba, su asombro aumentaba. Aquel castillo era demasiado enorme como para recorrerlo en el mundo humano sin que te ardieran los pies de tanto caminar, pero para su suerte, allí podía hacerlo perfectamente y sin ningún atisbo de dolor. Podía decir que nunca había visto un lugar tan bonito. Sinceramente, incluso pensó en vivir allí para siempre, alejado de todo, siendo feliz, haciendo el mundo un lugar mejor para todos, pero se dio cuenta de que ese había sido uno de los pensamientos más egoístas que había tenido. Necesitaba a su Frank, sin él, no podría ser feliz aunque estuviese en el mismísimo cielo, si es que existía tal lugar.
En aquel sitio, había explorado bonitos jardines detrás de su habitación, con plantas que jamás había visto antes, que se movían causando graciosos sonidos y cambiaban de color cada cierto tiempo. Árboles que comenzaban por las ramas y hojas, y acababan en un tronco con forma triangular. Hierba y rocas que se alineaban según iba pasando, formando un camino al gusto del caminante. Un extraño tronco permanecía en la salida del jardín, y tras este el curioso río rojo fluía y realizaba distintos transcursos. Un simple trozo grueso de madera, también mencionado anteriormente como tronco, poseía dos largas extensiones cada cual formada cinco pequeñas ramas cada una, como si de manos se tratasen. Gerard quedó petrificado cuando esas ramas se movieron con facilidad hacia el río rojo, llenando de agua sus peculiares manos, para luego rociar la vegetación del jardín al extender estas. Gruesas gotas color carmín caían sobre las hiperactivas plantas, haciéndoles aumentar su ruidoso cuchicheo.

-Maravilloso…-susurraba extasiado. Se acostó allí mismo, delante del gran tronco, escuchando a las ruidosas flores. Se le ocurrió una extraña idea, pero tal vez funcionaría…-Hola, soy Gerard, y soy nuevo aquí, espero que no os incomode. Quiero aprender todo lo que sea posible, y lograr ser tan poderoso como los demás.-les saludaba en un intento de recibir una respuesta. No recibió ninguna a cambio, pero aguzo su oído, y mediante una suave brisa pudo escuchar algo.

-Bienvenido, Gerard. Yo soy el guardián del jardín, me llaman Guardián, y me encargo de mantener vivas y felices a mis preciadas amigas, las plantas. Lo conseguirás, puedo percibirlo.- Gerard se sobresaltó por un momento al escuchar aquello, que supuso que venía del gran tronco, y que no tenía volumen alguno, al igual que tono de voz; simplemente, esas palabras se formaban en su cabeza.

-Encantado, Guardián. Las plantas están hermosas, haces muy bonito trabajo. Gracias.- sentía tanta paz como no había sentido jamás.

-No es un simple trabajo, es algo que hago inconscientemente, para conseguir su bienestar, velando por ellas, animándolas cuando están tristes, y compartiendo su felicidad cuando algo bueno ocurre, como tu llegada.

El pelinegro no cabía en sí, se sentía tan bien hablando con un palo de madera…

-Guardián, te admiro. A mí… me gustaría poder hacer algo así por una persona, pero lo único que hago es causarle daño…-confesó con tristeza.

-No todo siempre puede ser bueno, a veces es necesario tener ciertas dolencias, para así aprender a apreciar lo positivo. Cuando alguna flor rebelde es avariciosa y no quiere compartir su agua, no se preocupa ya que tiene líquido de sobra, pero otro día en el que es ella a la que le falta, llega a entender lo que se siente su ausencia, y la otra, lo que se siente al estar completamente abastecida, pero ambas se arrepienten ante tal acto, y así eso no vuelve a pasar, aprenden una importante lección. Es igual cuando una flor está acompañada por el resto, sintiéndose dichosa, mientras que otra sufre por la soledad, y todo lo anterior se vuelve a repetir. De los errores se aprende, y si el otro ser sabe que lo quieres realmente, no necesitará nada más para vivir, podrá esperar cientos de años gracias a esa verdad. Además, el reencuentro será mayor y más conmovedor cuanto más tarde sea, ¿no crees?

-Tienes razón. Me siento mejor. Nosotros hemos madurado juntos. Estoy seguro de que él conoce con certeza la profundidad de mi amor.-Gerard no sabía cómo aquel ser podía comprenderlo de tal manera.

-¿Sabes? Tu abuela fue quien me creó hace ya un tiempo, fui lo primero que existió en este terreno, me sentía tan solo… pero ella hablaba conmigo, y me prometió que no muy tarde tendría compañía. Luego se fue y no la volví a ver, pero llegaron estos chicos y crearon todo esto por orden de tu abuela, la cual me aseguró su vuelta.-decía nostálgico, paseando sus largas ramas a través del fondo del río.

-Vaya…hasta hace poco, no sabía siquiera de la existencia de este lugar, pero estoy seguro de que Helena tenía todo esto planeado, el que yo esté aquí…, ella sabía que pasaría.-permaneció meditando unos minutos-¿Puedo descansar en tu jardín por un momento, Guardián?

-Por supuesto, el tiempo que desees. Tu compañía me agrada.-respondió, salpicando a Gerard con el agua del río.

Muchas plantas curiosas rodearon al pelinegro, pero este no se sentía para nada agobiado, solo sentía tranquilidad.

                                                             ***

Tiempo más tarde, se despidió de Guardián y de las otras plantas, con nuevas ganas de seguir descubriendo cosas en aquel lugar, esperando no perderse.
Más habitaciones de distintas formas y colores observó, llamando su atención. Una llena de espejos que distorsionaban su figura, otra en la que la gravedad no existía, existía una que parecía ser una sala de pintura, en la que permaneció embobado mirando tales obras, que al ser tocadas se movían. Había una habitación que solo constaba de una diminuta puerta del tamaño de un insecto, pero que se iba abriendo poco a poco gracias a la mirada de Gerard. En su interior no había otra cosa que un suelo de colchonetas que se movían, y que al ser pisadazas lo hacían saltar, lanzándolo muy alto, pero sin llegar a chocar contra el techo, ya que este prevenía el golpe y una parte de él subía, como si estuviese hecho de elástico. Entró a otra completamente hecha de golosinas, pero si ahí no sentía hambre, ¿para qué aquello? Otra más fue abierta, y en ella encontró unas paredes curvas, sin esquinas, forradas con papel con dibujos de huesos, y en cuyo interior permanecían juguetes y artilugios normales para mascota. De un momento a otro, observó como lo que parecía ser un perro salía de una casita, pero a diferencia de los del otro mundo, este tenía alas y volaba a su alrededor, ladrando como un animal corriente.

-Hola, pequeño.-Gerard acariciaba al chihuahua de pelo largo con suavidad.
En otra DIMensión

¿Qué había sido de Frank? Muchos meses habían pasado, él ya era un chico de dieciséis años que no había vuelto a ser el mismo después de todo lo ocurrido. Soledad, era la palabra que mejor definía sus sentimientos. Debía ser fuerte, debía sobrellevar su vida. Después de todo era él el que animaba a Gerard a seguir viviendo, a que fuera feliz, ¿qué le diría ahora si lo viera así? Decidió aplicarse y lograr hacer todo lo posible, para así no defraudar a su amor cuando este volviese en sí. Frank se había convertido en un gran amigo de Mikey, el cual estaba devastado y necesitaba lo poco que le quedaba de su fuerza para seguir adelante. Desde que todo aquello había pasado, nada ni nadie era igual. Aquel a quien supuestamente nadie le importaban, por el que nadie se preocupaba y todos ignoraban, había cambiado el instituto gracias a su asusencia.

El pequeño no volvió a recibir llamada alguna, y sus compañeros no sospecharon nada aquella vez, solo lo etiquetaron como sonámbulo. Sin embargo, mientras vestía las prendas de su novio, como a él le gustaba hacer para poder sentir algo de él, de nuevo notó cómo su cuerpo le era invadido por algo. El demonio que estaba en su interior no era muy poderoso, para su suerte, era un ser que simplemente se aburría y le divertía causar estragos en el otro mundo, y cuando una propuesta por parte de otro espectro para tomar el cuerpo de aquel humano fue hecha, no dudó un momento en aceptar. Quería saber lo que se sentía hacer cosas de un ser humano.

Frank salió de la habitación, caminando como un robot, mirando todo a su alrededor. Decidió intentar comer, para ello se dirigió nuevamente a ese comedor que le llamaba la atención. Ya en su destino, entró a la cocina y tomó con sus manos lo primero que vio, llevándolas a su boca. Por desgracia, aquel pescado que había probado le desagradó, y lo intentó con otra cosa. Su paladar no se había adaptado a esos extraños alimentos, así que abandonó la estancia. Caminaba por el instituto, dando golpes a cualquier cosa, sintiendo el dolor, cosa que tampoco le agradó. Regresó a su habitación de mal humor, no había encontrado nada que le gustara hacer que no fuera asustar a una que otra persona que andaba por ahí.
Entró al baño y se desvistió con torpeza, sintiendo el frío calar sus huesos. Se observó detenidamente en el espejo con curiosidad, y acarició cada parte del cuerpo de ese niño para descubrir nuevas sensaciones, mayor fue su sorpresa cuando al acariciar un trozo de carne entre sus piernas, descubrió el placer humano, una sensación que hacía temblar su cuerpo y volvía loco de deseo al ser más inocente. Continuó acariciando este, expectante por lo que ocurriría, sintiendo como crecía en sus manos y cada vez lo notaba más duro.

-Ah…ah…-no podía evitar gemir, pues aquello no recordaba haberlo sentido jamás. Aquel era un espectro que había pasado al otro mundo con solo ocho años, y que sufría por no poder haber experimentado cosas como esa.

Continuaba masajeando su miembro, desde delante hacía atrás, descubriendo que si acariciaba la punta, el placer aumentaba. Poco a poco iba aprendiendo los puntos en los que se sentía mejor, y los movimientos que le hacían aumentar sus gemidos. Tiempo después, un extraño líquido blanquecino se escurría de su miembro, manchando sus manos. Se preguntaba qué era aquello. Veía con curiosidad como su pene volvía a estar flácido. Por simple curiosidad, llevó un par de dedos a su boca para apreciar el gusto de aquella sustancia, pero era amarga y no le gustó.
Salió de allí y caminó hacía su cama, acostándose en ella para poder descubrir cómo se sentía el dormir, cerrando sus ojos y excitado por tantas cosas nuevas que habían ocurrido en tan pocos minutos.

En otra DIMensión

-¿Qué has hecho qué?- regañaba Murthog a uno de sus estúpidos súbditos, después de todo, tenía que tener en cuenta la edad que tenían estos al morir, ya que influía en sus deseos y valores.

-Yo…le he mandado al otro mundo para que moleste a Frank, y que así Gerard sufra más al ser este tan preciado para él.-El pobre espectro no sabía qué podía haber de malo en su idea, así que repitió lo planeado sin entender la ira del otro.

-¿Eres estúpido? ¿No piensas en las consecuencias que eso puede llevar? Si alguno de tú-ya-sabes-quienes- no quería causar revuelo a su alrededor, así que omitió sus nombres- se entera de esto, todo acabará. Si él permanece mucho tiempo en el cuerpo de Frank, cuando salga puede que descubra que puede entrar a este mundo, no dudo de que Gerard le haya contado sobre esto, y todo sería peor, idiota. Gerard tendría a Frank aquí mismo, tendríamos a otro guerrero en nuestra contra, se apoyarían el uno en el otro y acabarían con nosotros, ¿¡es que no lo entiendes, idiota!? Además, hace un tiempo que no veo a Gerard por aquí, y tengo mis sospechas de que haya encontrado a tú-ya-sabes-quienes, ¿qué hacemos entonces?

-Yo…lo siento, no había pensado en eso…-se dio cuenta de su grave error.

-Gerard no es bobo… pero si ya les encontró, solo hay que atacar cuando ellos no estén, sin embargo, junto a Frank sería demasiado peligroso. No actuéis sin que yo no os haya ordenado nada, o les llevo a tú-ya-sabes-quienes en bandeja de plata. Eso va para todos, ¿entendieron?-La situación para Murthog solo se complicaba cada vez más, pero destruiría a Gerard costase lo que costase, de eso estaba seguro.

Mientras tanto, Kai había salido de la zona segura, e iba en busca de las respuestas de un sabio y bondadoso espíritu al no encontrar al ser del cual sospechaba. Lo observó a las orillas de un profundo y oscuro abismo, quieto y con su cabello revoloteando gracias a algo que surgía de ahí abajo.

-Hola, Genesis.-saludaba Kai al hombre de cabello tan largo que casi llegaba a su cintura, de aspecto adulto pero no se le echaban más de cuarenta años, aunque en realidad, llevaba allí cientos y cientos de estos. No se conocía nada sobre cómo falleció. Era muy listo y conocía muchas respuestas para todo, así que muchos seres acudían a él en busca de información.

-Hace ya tiempo que no te veía, Kai. ¿Qué es esta vez?-Genesis no estaba del bando de nadie, simplemente hacía sus deducciones sobre cual ganaría, y estaba intrigado por el resultado, pero nada más, ya que esto no le influía a él en nada. Aún así, Kai le caía bien.

-Qué directo, como siempre.-rió Kai.-Quería preguntarte… sobre las posibilidades que hay de que un humano tenga el don al ser poseído, saber cuánto tiempo como mínimo conlleva esto y qué pasaría con esa persona.-no se ando con rodeos, y fue directo al grano.

-Veamos… si solo llega a ser una vez, y si el periodo de tiempo se posesión es menor a las veinticuatro horas, nada pasará. Se necesitaría un mínimo de setenta y dos horas, y por cada vez que se entra y sale de su cuerpo, este se debilita más y lo hace más débil y accesibles, cambiando varias cosas y por lo tanto otorgándole el don con más facilidad. Es algo complicado, la verdad, solo sé de la existencia de uno al que eso le ocurrió, por lo que las probabilidades son menores que una entre cien millones.-sentenció, sin saber por qué el menor quería saber aquello.

-Pero… ¿y si eso llegara a pasar?

-Aún si eso pasara, su poder sería tan débil que el entrar aquí le tomaría mucho tiempo, y no permanecería ni siquiera un día humano aquí, a no ser… que alguien de aquí le ayudara gracias a un entrenamiento y mantuviese cosas como conversaciones con él aquí para mantenerlo atado por un momento, pero puede ser peligroso para esa persona ya que como a ti te habrá pasado, puede quedar atrapado en este mundo, y en coma en el otro. ¿A qué viene eso?

-¿Y cómo se podría evitar que eso pase?-continuaba, omitiendo la pregunta de Genesis.

-Bastaría con que esperaras a que el espectro abandoné el cuerpo por un momento y regrese aquí, porque como sabes no pueden permanecer mucho tiempo allí, y si sabes quien es, acabas con él, y se solucionó el problema.

-¿Sería posible que se volviera al menos tan poderoso como yo en poco tiempo?

-Como ya te dije, todo depende de quién lo ayude…

-Bien, muchas gracias. Adiós.- Kai se marchó velozmente hacía su “hogar”, escuchado un “aún me debes una explicación” por parte de Genesis, pero él ya sabía lo que necesitaba, ahora todo se basaba en una difícil elección.

Estaba a punto de entrar al castillo, pero recordó que llevaba demasiado tiempo ahí, y corría el riesgo de quedar atrapado.

-Mierda, ¿qué hago?-se preguntaba a sí mismo.

Decidió ir al otro mundo por un momento, y así aclarar su mente, para volver lo antes posible.

Al día siguiente en el mundo de los vivos, Kai miró el calendario por un momento.

-¡Demonios!-exclamó cuando se dio cuenta de que Gerard llevaba ya más de un año en aquel lugar, y que aún no habían practicado el volver al mundo de los vivos, pero es que el tiempo pasaba tan rápido ahí… aún así, se había vuelto muy poderoso, y los entrenamientos iban cada vez mejor.

Sin más cavilaciones volvió a “dormir”, para regresar con sus compañeros.
-Hey, chicos. Reunión grupal.-anunció Kai nada más llegar.

-Bien.-Gerard miró con curiosidad al líder, mientras acariciaba a Koron, el pequeño perro alado. En aquel entonces Ruki le había contado que esa era su mascota cuando él estaba en la escuela, y que había muerto, pero que un día lo encontró en este mundo y lo trajo aquí, creándole un par de alas porque según él, sería más feliz y estaría más entretenido si volaba.
El animal intentó escapar, pero el pelinegro lo sujeto, mientras el pobre Koron movía sus alas en un intento fallido de huir.

-Gerard… es sobre Frank, si quieres podemos habarlo en privado.-comunicó Kai. La cara de sorpresa y emoción del pelinegro no podía ser disimulada.

-No, no importa. Confío en ustedes, y a estas alturas, ya son como de mi familia.-dijo Gerard sin timidez alguna, puesto que lo que había dicho era cien por ciento la verdad.

-Bien pero pase lo que pase, la decisión es tuya, piensa por ti mismo, ya que lo conoces más que alguno de nosotros.

-Está bien, pero dilo de una vez.-Gerard comenzaba a sentirse nervioso, algo le decía que lo que escucharía no sería algo bueno.

Todos permanecían en el sillón, con tanta curiosidad como el pelinegro por lo que Kai tenía que decir.

-Bien, alguien está poseyendo a Frank continuamente, si eso sigue pasando él puede llegar a tener el don y estar aquí con mucho entrenamiento, o al contrario, podemos acabar con el ser que esté haciendo eso cuando regresé a este mundo y se acaba todo el asunto. Tienes que elegir lo que creas que es mejor. Sé que querrás que Frank esté contigo…pero quizás prefieras que no se meta en esto.-fue breve haciendo un resumen de lo ocurrido.

A Gerard se le derrumbó el mundo ahí mismo. Una decisión tan complica no podía ser tomada tan a la ligera. ¿Debía decidir él el futuro de Frank, cuando ni siquiera sabía decidir el suyo propio? Pero, ¿cómo estaría Frank en esos momentos? Alguien estaba dañando a su amor, y él… después de todo ese tiempo, ni siquiera había sabido nada de él. No se movió ni parpadeó, continuó procesando toda la información.

-¿No hay manera de que… de que él decida?-preguntó al fin, temblando levemente.

-Desgraciadamente no, aunque lo llame por teléfono y aprenda inglés, en estos momentos no es el Frank que conoces… y la única forma de comunicarnos con él, sería si acabamos con el demonio, lo que nos llevaría a tomar la decisión de negarle el don.

-¿Por qué no nos lo habías dicho antes?-pregunto Reita atónito.

-Quería informarme de todo antes de decir algo… además, si habláramos con él, aunque yo no lo conozca, si te ama, no dudará en ir contigo sea como sea, sin importarle las consecuencias.

-Lo sé… él haría algo así. Yo… déjame pensarlo.-no sabía qué hacer, de repente todo lo que había en su cerebro se había esfumado.

-Claro, sé que es difícil.-Todos los presentes pensaban que en una situación así, tampoco sabrían que hacer.

-Si quieres consejos o algo…sabes que estamos para ayudarte.-decía Aoi, intentando evitar la tensión entre ellos.

-Lo sé. Gracias, chicos.-tras decir aquello, Gerard se retiró a su habitación para pensar mejor. Esto le había tomado de improviso.

Gerard amaba a Frank, sabía las consecuencias tanto psicológicas como físicas que le causarían estar ahí, además aún era un niño… ¿cuánto había cambiado Frank en este tiempo? ¿Estaría más alto? Deseaba tanto poder verlo y escuchar su voz… por ese lado existía su egoísmo, que le llamaba a traerlo ahí para estar junto a él día y noche, pero ¿cómo podía ser tan egoísta? Por encima de todo, estaba su felicidad. Imaginaba el rostro de alegría de Frank al observar tantas cosas maravillosas, y su sorpresa al descubrir sus habilidades que habían mejorado considerablemente. Pero, ¿cómo iba a destruir su vida y sus creencias de ese modo? Se encontraba en una encrucijada, esto era una batalla entre su corazón, y su cerebro.


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Aquí les dejo un largo capítulo, espero que les haya gustado.

¿Qué decidirá Gerard? ¿Qué harían ustedes?
¿Por qué aquel árbol habla?
¿Pensáis que el perro al poder volar, es más feliz, como cree Ruki (?)?
¿Queréis un perro volador?
¿Reita en realidad tiene nariz?
¿El demonio es un pervertido?
¿Os gustaría visitar ese mundo?
¿Por qué el agua es roja?
¿Frank realmente estará más alto?
¿Los unicornios allí existirán?
¿Entre el grupo "tú-ya-sabes-quienes", creéis que hay formadas parejas?
¿Cómo de bueno será Gerard usando su arma? e.e

Esto y mucho más en los próximos capítulos ^-^
Les recomiendo que escuchen esta canción, que es una pieza instrumental que se llama casualmente como capítulo xD 

Edit: El nombre Genesis, no es que me haya olvidado de poner la tilde, es que es en inglés xD se me ocurrió gracias a un personaje del Final Fantasy basado en Gackt (músico), y que además, mi prima se llama así, (pero con tilde xD).

Nos leemos pronto, adiós n_n
No olvidéis que vuestros comentarios son mi alimento inspirativo (?)

domingo, 12 de agosto de 2012

Leed, por favor. Mi cuenta en Amor Yaoi

¡Hola! solo quería agradecerles una y mil veces por leer mi fic, eso ha hecho que me anime y poco a poco haya ido mejorando en mi forma de escribir.
La razón de esta entrada es para dejarles el link de mi cuenta en la página Amor Yaoi, la cual es una web muy famosa en la que se publican muchísimos fics. Es esta:
http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewuser.php?uid=41405

Poco a poco estoy empezando a publicar este fic allí, haciendo correcciones de cada capítulo, ya que he estado revisando y hay bastantes faltas de ortografía entre otros errores gramaticales. Discúlpenme por eso, pero prometo que evitaré fallos como esos a partir de ahora.

Quería saber si alguien tiene cuenta en esa página, y así me deja su dirección.
Además tengo un par de FanFics más, solo que las parejas son del grupo the GazettE, pero por si a alguien le gusta, los pueden encontrar ahí.

¿Qué más? Ha sido muy bonito ir viendo como avanzaba y mejoraba el fic, a pesar de no tener ni idea de cómo crear uno al principio. Sé que soy muy lenta actualizando, comprendo que os haya defraudado o me dejéis de leer, pero pocas veces me siento inspirada y tengo un ordenador a mano.

Solo me queda decir que estoy impaciente sobre el nuevo álbum de MCR, aunque desde hace un tiempo no hay muchas noticias sobre ello, continuo esperando.

Muchas gracias.

miércoles, 25 de julio de 2012

Capítulo 17 - Trustingly or Trustless?

Gerard estaba absorto ante ese nuevo mundo que se mostraba ante sus ojos. Él… ¿debería de estar feliz al ser uno de los elegidos? Sabía que sobre sus hombros cargaba una gran responsabilidad, su misión no era otra que proteger el mundo, pero… ¿por qué lo eligieron a él, y no a otro? ¿El don venía de familia? ¿El poseerlo era causa de los genes de su abuela? 
A pesar de tener todas esas preguntas en mente, y aún sabiendo que quizás podían ser respondidas por sus nuevos “amigos”, no quería saberlo, prefería quedarse con las dudas; ya tenía bastante información de todo esto. 
El pelinegro pensaba en la debilidad de los seres humanos, vagando por la tierra, muchos sin un propósito alguno, simplemente soportando la vida que les había tocado, hasta que un día se acabe, sin saber a dónde irán después… ahora es cuando la pregunta “¿cada uno de nosotros hemos nacido para realizar una misión en la vida, o solo vivimos por vivir?” rondaba por su mente, entre otras como: “¿Por qué estamos en este mundo? “
Si creyera en la primera opción, entonces ¿por qué hay gente que nace, pero nada más permanece aquí días, o incluso horas? ¿Era eso un castigo? ¿Por qué la gente toma la vida tan a la ligera, incluso llegando a crear una nueva vida por error, por un descuido? ¿Dios realmente existe? Si es así, ¿somos simples marionetas que controla para su propia entretención? No lo sabía, pero ahora, conocía su misión. Se sentía feliz de ello, sabía el uso de su don, tenía algo importante que hacer en la vida, y a diferencia de la mayoría de la gente, conocía cosas sobre la existencia y la no existencia, llamada  "muerte" por la mayoría, que el resto de seres humanos ignoraba. Ahora solo podía dar lo mejor de si, seguir adelante y luchar.


En esos momentos, Gerard estaba meditando sobre su cama, agarrándose la cabeza,  sumido en sus propios pensamientos, comparando su misión en la vida y el lugar en el que estaba, con un videojuego. 


La puerta se abrió y entraron por ella los cinco asiáticos. Extrañamente cargaban cada uno su arma, y sonreían de manera demente. Gerard se tensó pero no se movió, entonces cada uno sacó su arma de su respectivo estuche.


-No deberías de confiar en las personas tan fácilmente, ¿acaso no te enseñaron a desconfiar de los desconocidos?- se burlaba Reita.


-¿Qué estáis haciendo? ¿Es una broma?- preguntaba angustiado Gerard, comenzando a sentir temor.


-¿Qué te dice que somos diferentes al resto de personas de este sitio?- se carcajeó Kai.


Se acercaron hasta el pelinegro, este se levantó de la cama y quedó acorralado en una esquina. Gerard sentía que se derrumbaba de nuevo, por fin, había encontrado una solución, y ahora… ¿todo había sido una farsa?


-Eres peligroso, debemos acabar contigo- anunció Uruha, irradiando sensualidad al mover su katana con tan expertos y sigilosos movimientos.


Gerard no podía rendirse, no ahora. Intentó huí y escabullirse, pero antes de eso, fue rajado con una de esas armas, sin haberse percatado de que el menor de ojos azules en esos instantes poseía una mirada siniestra.


-Lo sentimos, pero es necesario.- dijo Aoi, con cara de verdadero arrepentimiento.


Poco a poco, fue cortado en varias ocasiones con esas katanas y las  llamas de colores que cada una de ellas desprendía. Parecía que las llamaradas eran como fuego ardiendo, abriendo su piel. Adiós a su Frank, adiós a su triste y corta vida. Lloraba sumido en tan desgarrador dolor incesable.


De repente, el pelinegro abrió sus ojos, intentando respirar, se sentía asfixiado. Miró a su alrededor y no había nadie, se observó y no tenía ni una marca en el cuerpo. Seguía en la misma posición, sentado en su cama. ¿Cómo iba a haber tenido un sueño, si allí no podía dormir? Sintió una gran desconfianza hacía sus nuevos amigos, pero al salir de su habitación, y al verlos correteando uno detrás de otro mientras reían, desapareció. Ellos no podían hacer algo así, sabía que eran de confianza, pero para aclarar sus dudas, decidió preguntarle a Kai sobre lo ocurrido.


-Kai…- lo llamó débilmente.


-Dime- contestó el otro sonriendo y acercándose a él, parando de correr.


-Yo… no es posible soñar aquí ¿no?- preguntó asustado al líder.


-No, que yo sepa, pero puede que tu cabeza controle tus sueños gracias al poder, aunque nunca me ha pasado eso. ¿Por qué?- explicó el mayor intrigado.


-Es que… tuve una especie de sueño, más bien pesadilla, ahora mismo, en la que ustedes… me mataban.- en esos momentos el resto del grupo estaban curiosos  escuchando la conversación,.


-¿No habrás creído que te queremos matar de verdad?- habló Reita, teniendo miedo a que el nuevo desconfiara de ellos, él solo querían ayudarle. Los otros quedaron sorprendidos ante tal atrevida pregunta.


-No, no es eso, pero fue tan real… solo quería saber por qué soñé aquí.- respondió el menor intentando no sonar desconfiado.


-Puede que… hayas soñado con los ojos abiertos, y que hayas desarrollado el poder de controlar el sueño aquí, si es así, tu don es impresionante- dedució Ruki.


-Es probable, pero ten por seguro, que nunca te dañaríamos, ¿qué ganaríamos con ello? Solo quiero que confíes en nosotros…- pidió Kai, y el aludido asintió.


-Ahora vamos a comenzar con el entrenamiento, así que, ¡abrazo grupal!- ordenó Reita, queriendo cambiar de tema y que Gerard se sintiera unido a ellos. El  menor se preguntó qué tenía que ver un abrazo con el entrenamiento, así que asintió sin entender.


-Recuerda que aquí hay que controlar el don para poder sentir, por lo que concéntrate en el tacto.- dijo Kai, eliminando la cara dudosa de Gerard. Este hizo lo ordenado. Todos se acercaron entre ellos y pasaron sus brazos a su alrededor. Gerard era tímido y no le agradaba el contacto humano, a no ser que fuera con su pequeño, eso le volvía loco, pero ahora mismo, ese miedo al contacto humano era el menor de sus problemas. 
Al mantener contacto con los otros, no sintió nada al principió, pero al conseguir la completa concentración, logró sentir el tacto y sonrió, al parecer no se le daba mal eso de los poderes. Al finalizar el abrazo todos sonrieron, y miraron a Gerard, este entendió la pregunta y asintió.


-Prueba superada, pero no creas que todo es así de fácil, ahora empieza lo duro.- dictaminó el de la nariz cubierta.


-Tomen sus armas y vámonos.- ordenó Kai, todos hicieron caso.


Gerard fue conducido hacía una habitación enorme, que contaba con lo que parecían ser espantapájaros, muchos de ellos. 
Esa habitación estaba decorada al más puro estilo medieval, pero con buen gusto y a pesar de ser extraña, se sentía cómodo allí.


-Vamos a marcar horarios de clase, y debéis asistir todos.- habló Kai como si fuera un auténtico profesor. Las personas allí presentes asintieron.- Bien, primero tendremos clase de armas, luego mental, y supongo que también teórica, después habrá descanso y así todo el tiempo, hasta que sea el momento y practiquemos con uno de los seres de verdad, y como no sé escribir en inglés, lo tienes que memorizar, Gerard, ¿entendido?- todos asintieron- Ok- cambió su semblante serio a uno sonriente.
Gerard quería conocer a cada una de esas personas y saber que clase de vida tenían, pero ya tendría tiempo de eso.


-Estos- señaló Aoi a uno de esos muñecos de estatura de una persona normal- son  SCARECROWS, sirven para practicar.
Gerard no lo entendió, ¿qué comparación tenía eso con un ser verdadero si ni siquiera podía moverse?


Entonces Ruki llevó una mano a su cabeza y cerró los ojos, mientras movía la boca y Aoi sacaba su katana. Lo próximo que observó el pelinegro era cómo un SCARECROW parecía haber cobrado vida y se movía con toda naturalidad, atacando a Aoi lanzando golpes. El atacado, levantó su arma, se posicionó, y de un solo movimiento, partió al muñeco por la mitad, como si eso fuera lo más fácil del mundo. Gerard se quedó con la boca abierta, literal y metafóricamente, lo que acababa de observar era impresionante. Aoi realizó una reverencia inclinando su cabeza hacía delante y guardó su katana de llamaradas azules.
Todos rieron al ver la cara de alucinado de Gerard.


-Por ahora Gerard, empezarás con un SCARECROW no poseído para que aprendas a utilizar el arma, y luego empezarás con uno más pequeño pero con vida.- anunció Kai.


Gerard se sentía intrigado y excitado por todo aquello, entonces ideó la idea de escribir un diario de todo lo que ocurría, y así podría contárselo con todo detalle a su Frankie, sea como sea, haría llegar el diario a Frank, aunque no sabía como haría, pero observando las cosas sorprendentes que hacían las personas de su alrededor, no dudaba de que eso no sería problema.


Gerard tomó una katana, y esta volvió a desprender llamas rojas. Kai se dedicó a explicarle los movimientos, y la verdad es que era mucho más complicado de lo que parecía. El resto estaba practicando con SCARECROWS más grandes y “poseídos”, pero los practicantes se movían con agilidad. ¿Cuánto tiempo tendría que practicar él para ser igual de bueno?


Ni sabía cuantas horas habían transcurrido, pero Kai detuvo la clase y anunció que comenzaría otra. En ese tiempo Gerard solo había conseguido causar unos pocos rasguños en el muñeco, pero Kai le dijo que era normal, era la primera vez, que no debía desanimarse, así que se sintió mejor al saber aquello.


Caminaron hacía otra habitación, aún más grande que la anterior y completamente vacía, de paredes blancas, parecía ser la "nada", -auque si lo fuera, no sería de color blanco- pensó el pelinegro. Gerard no sabía qué podían hacer ahí.


-Como esta es mi clase favorita y soy el mejor en esto, explico yo- sonrió Ruki.


-Claro que sí, princesita- rió Reita, intentando enfadar al menor, pero este intentaba no formar una sonrisa en su rostro, ¿habría algo entre ellos?


-Lo que iba diciendo, esta clase consiste en hacer volar la imaginación, y crear lo primero que se te ocurra- explicó el pequeño.


-El que va a volar pareces tú- comentó Reita de nuevo, pero Ruki lo ignoró y prosiguió.


-Hay que cerrar los ojos, pensar en la imagen de lo que quieras que aparezca, concentrarse, y eso surgirá, es más fácil si nombras lo que quieres que aparezca.


Ruki realizó un ejemplo, y todos pudieron observar una estatua que parecía ser Reita, esculpida en mármol, y con el pene exageradamente pequeño.


-Pero serás…- se molestó Reita, el cual se acercó al menor e intentó pegarle, pero el pequeño de un momento a otro estaba ubicado un poco más alejado, como si se hubiera movido a una velocidad sobrehumana. Todos rieron al mirar con detenimiento la estatua. Se podía notar que Reita estaba sonrojado, a pesar de tener esa banda cubriendo su nariz.


Gerard intentó realizar la misma acción, tratando de plasmar una estatua de su adorado Frank, pero por mucho que lo intentó, no pudo, y su paciencia se iba agotando.
Los demás ya habían “creado” varias cosas, y Ruki ya tenía un juego de cuarto completo, con estatua incluida, a su lado.


Kai se acercó a Gerard y le aconsejó:


-Prueba con algo más pequeño y sencillo, no podrás crear algo complicado al primer intento, por muy bueno que seas.


Gerard obedeció, tenía razón, así que probó con otra cosa. 
Intentando de recordar el rostro perfecto de su pequeño, consiguió crear una foto de Frankie.
Al lograrlo sonrió y se la mostró al resto.


-La verdad es que es muy lindo- comentó Uruha, el cual tenía ya muchas botellas de alcohol vacías a su alrededor, al parecer aprovechaba que allí no podía emborracharse para beber como si no hubiera un mañana.


Gerard se sintió feliz tras esas clases, podría lograrlo, podía acabar con esto y ser feliz junto a Frank.


                                              ***


-No quiero clase de teoría- se quejaba Reita.


-Está bien, por ahora, además llevamos mucho tiempo aquí, tenemos que despertar… si no, quedaremos en coma. Siento que te tengas que quedar solo Gerard…- dijo Kai, con tristeza- pero no salgas de aquí por ninguna razón, sería demasiado peligroso, volveremos pronto. – Gerard asintió- yo me quedaré un rato más para asegurar la zona, ustedes iros.


Gerard se dedicó a recorrer ese enorme castillo o lo que sea que fuese, maravillado por todo lo que veía. Consiguió crear una libreta y una cámara de fotos tras muchísimos intentos. Fotografió todo el lugar, y escribió todo lo que había ocurrido hasta ese entonces.


Mientras tanto, Kai tenía una cosa pendiente que hacer, salió del lugar, armado con su katana, y caminó en busca de ese ser del que tenía sospechas. Mayor fue su sorpresa cuando no lo encontró. Tenía un mal presentimiento… ¿podría ser ya demasiado tarde?

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Espero que les guste el capítulo y que no les haya decepcionado. Comentad, por favor >w<