Desconcierto y una mezcla de emociones inundaban al pelinegro. Dudas y más dudas lo abordaban. Lo que estaba ocurriendo no podía ser real. Jamás imaginó encontrarse en una situación similar. Eligiese lo que eligiese, un remordimiento permanecería presente durante el resto de su vida. Ambas acciones costarían un alto precio para ambos. Era incapaz de decidirse, elegir una continuación para esta historia, puesto que cualquier opción cambiaría el futuro de esta desde el momento en el que de decantase por una.
Desesperado tiró de su cabello, con unas increíbles ganas de gritar hasta desgarrar su garganta, como si esto fuese a ayudarle en algo.
Bien sabía que destruiría a Frank si optaba por "concederle" el don. Los problemas que esto acarrilaría sería algo imperdonable. Su familia, su adolescencia, sus estudios... en conclusión, todo lo que había creado en el otro mundo desaparecería, tendría que despedirse de su vida hasta entonces.
Lo amaba, amaba a ese pequeño ser en cuerpo y alma, y aún sabiendo que debería escoger lo mejor para él, ¿por qué le costaba tanto hacerlo?
Evitando cambiar de opinión, salió de la cómoda y mágica habitación para hablar con Kai inmediatamente. No permitiría que su egoísmo destruyese algo tan preciado.
Con pasos indecisos pero constantes llegó al lugar, y comunicó al fin lo elegido. Un "¿estás seguro?" fue la respuesta que contestó a su afirmación. Asintió débilmente, siendo consciente del peso que llevaría sobre sus hombros a partir de entonces.
-Bien, entonces yo me encargaré de ello.-el comprensible líder, el cual sentía tristeza al ponerse en el lugar del otro, obedeció a Gerard.- Entonces hay que ponerse en marcha, nos espera una pequeña batalla.-finalizó.
Ninguno podía negar la emoción que le causaba luchar contra esos espectros, pero esta vez era algo distinto, no era una simple pelea sin finalidad alguna.
Con su arma en mano, todos cruzaron la barrera la cual "marcaba" la zona segura, adentrándose en aquello que parecía ser una película en blanco y negro, carente de color y emociones.
Aquellos espíritus ni siquiera parecían percatarse de su presencia, y como si tuviesen que hacer algo importante, seguían su camino.
Los seis seres vivientes caminaban en dirección recta, contagiándose de aquel lúgubre y deprimente lugar con el paso del tiempo.
Tinieblas y sombras los acompañaban mientras andaban causando un sonido sordo.
Cientos de pasos dados más tarde, se detuvieron en un vacío lugar, y retomaron su caminata para atravesar este y adentrarse en un lugar aún más oscuro, como el profundo océano. Allí encontraron a un par de seres similares a los demás, los cuales no destacaban en un sitio así, sino que encajaban perfectamente como si de un cuadro se tratase.
***
-Esta será la batalla definitiva.-sentenció Murthog, seguro de sí mismo.
-Sí, maestro. Acabaremos con ellos.-decía uno de sus súbditos.
***
-Ruki, vete con Gerard hacia allá- Kai extrañamente había borrado la peculiar sonrisa que siempre adornaba su rostro, ordenando aquello de una forma seria.
El mencionado primeramente asintió refunfuñando internamente al tener que perderse tal pelea, y tirando del brazo derecho del menor, corrió rápidamente hacia la derecha, entrando a una especie de ciénega tenebrosa e incolora en la cual habitaban otros demonios mucho más débiles pero igual de dañinos y malvados.
Acercándose hasta ser visibles, se colocaron en posición de combate, y varios de esos espectros no dudaron en ir hacia ellos.
-Encárgate de esos dos, yo me ocuparé de estos.- decía el más bajito para cortar por la mitad un pequeño demonio con apariencia de humano, como si aquella acción fuese algo tan fácil como acabar con un indefenso bicho cualquiera.
Muchos pedazos de carne y hueso volaron poco después, saltando por los aires y cayendo a la sucia tierra.
Gerard estaba rodeado, pero aún así sostenía su katana con firmeza y seguridad, pensando en su próximo movimiento.
Debido a su lentitud, una mano arañó su piel, sintiendo por primera vez ese dolor tan extraño que recorría su cuerpo y que quemaba como el mismísimo ácido. Sin darle otra oportunidad a esos demonios que formaban parte del "ejército" de Murthog, hizo un rápido movimiento de brazo, realizando un profundo corte en el estómago del otro. Este cayó lentamente, arrastrándose en el suelo a causa de su herida.
Al levantar su vista, se dio cuenta de que de algún modo los oponentes que anteriormente Ruki había descuartizado, estaban completamente formados con aquellas piezas que había sido arrancadas. Aunque estuviesen "vivos", apenas podían moverse y simplemente pataleaban en el suelo sin poder hacer nada. Ahora lo comprendía, estaban muertos, no podían morir nuevamente y tanto si realizabas un corte con la brillante arma o lo troceabas como a una pieza de carne más, el efecto sería el mismo. También se percató del sadismo de Ruki al realizar actos tan macabros sin necesidad alguna.
-Por favor, no me hagas daño, yo no he hecho nada malo.-un espectro con forma de mujer pedía compasión, y por un momento Gerard se detuvo.
-No la escuches, es una táctica. Todos estos espectros eran asesinos o cosas peores antes de morir.-aclaro Ruki el cual había despedazado ya a más de siete espectros.
A Gerard aquella mujer le había recordado a alguien, alguien que lo había engañado del mismo modo. Le recordaba a aquella pequeña niña traidora.
El pelinegro había aprendido a convertirse en alguien mucho más fuerte tanto física como psicológicamente, siendo alguien neutro al que no le afectan ciertas emociones y sentimientos, y sobre todo, a no fiarse y confiar fácilmente.
Ágilmente avanzó y apuñaló a aquel ser, cegándolo con tan luz roja carmín, sin arrepentimiento alguno, puesto que ese era su "trabajo", y él simplemente salvaba al mundo de una u otra forma.
Sin un atisbo de cansancio volvió con Ruki, el cual había terminado de "limpiar" el área hace ya rato.
-Bien hecho. Ahora debemos llevarlos hacia la mazmorra.- el más bajito cerró los ojos por unos instantes, y seguidamente una especie de carretilla de un considerable tamaño había surgido de la nada. Como si no pesaran en lo absoluto, cargaron a los muertos vivientes y los depositaron ahí, amontonándolos para facilitarle la tarea de desplazarse.
Por otro lado, cuatro personas no lo tenían tan fácil, ya que aquellos "fantasmas" se desvanecían apareciendo segundos después metros más adelante, siendo así imposible dar de lleno con su arma en alguna parte de sus putrefactos cuerpos en perfecto estado.
Entre ataques y más ataques esquivados, consiguieron al fin limpias puñaladas, borrando la expresión que no expresaba nada de aquellos seres para transformarla en una de dolor.
Acabaron con ellos, pero ninguno era el que habían estado buscando. Aún así estaban sorprendidos debido al aumento del número de demonios. Eso solo podía indicar que como en el mundo real, en aquel paralelo la situación empeoraba de forma vertiginosa.
Manteniéndose en guardia, observaron a su alrededor, en busca de aquel indicado al que necesitaban aniquilar con urgencia.
Como si lo atrajesen con la mente, ese pequeño espectro de cabello marrón que tapaba parte de su cara con un infantil rostro surgió de la nada, pero no estaba solo. Tras él, más de veinte almas en pena le seguían, algunos mayores y otros menores que el anteriormente mencionado. Sin duda, todo aquello había sido planeado. Más seguros estuvieron de ello cuando Murthog, aquel ser que desprendía un aura oscura y macabra, se unió al resto.
Corrieron hacia ellos sin esperar un segundo en causarle quemaduras, como una avalancha.
Inútilmente se defendieron, logrando acabar con la mayoría, pero siendo incapaz de terminar con aquello ya que cada vez aparecían más contrincantes.
Kai decidido se acercó al causante de todo aquello, deseando eliminarlo al fin.
-Hola.-saludó Murthog burlonamente.-nos volvemos a ver.-llevaba consigo una enorme hacha brillante y plateada, preparada para cortar hasta el acero más puro.
El líder se movió a su alrededor, intentando pensar en un ataque lo suficientemente poderoso como para acabar con el otro, pero de repente su mente se convirtió en un blanco vacío. Su cuerpo se movía solo, de un lado hacia otro. Su oponente solo reía, pero en un despiste, un rápido corte desmembró a Murthog, dejándolo sin el brazo en el que portaba su arma.
-¿Cómo demonios...?-no entendía como Kai había sido capaz siquiera de rozar su piel, y aún menos de hacer aquello. Sangre color negro brotaba a borbotones del más despiadado. Intentó poseer su hacha de nuevo con la única mano que le quedaba, no obstante, Kai fue más veloz y alejo esta de él.
-¿Crees que solo con eso lograrás derrotarme?-rió desquiciado. De repente su brazo se regeneró de nuevo, pero sin su arma, aunque ahora podría luchar mucho mejor.
De un rápido salto logró acercarse al líder y agarrar su cuello entre ambas manos, ejerciendo una fuerte presión, haciendo arder su cuello gracias al contacto, tiñendo de negro allá por dónde tocaba. Dolía, dolía a horrores, pero Kai tenía a gente que proteger, gente importante por la cual debería seguir luchando.
-Parece que ya no eres tan fuerte.-continuaba carcajeándose. Tanto Reita como Aoi y Uruha sufrían al ver aquello, pero no podían hacer nada ya que los espectros aparecían por aquí y por allá.
-¿Por qué... haces esto? ¿Qué lograrás con... ello?-hablaba entrecortadamente al ser su cuello y garganta estrechada cada vez más.
-Es muy simple, me aburro y… os odio.-finalizó diciendo aquello y apretando más su mano en torno el cuello del otro.- ¿Sabes? el noviecito del rarito ese ya está demasiado afectado como para que podáis ayudarlo. Es muy tarde.-rió cínicamente.
Eso le dio la fuerza para clavar de improviso su katana en uno de sus costados, logrando liberarse así del otro. Aún así, Murthog volvía hacia él para retenerlo como anteriormente había hecho, pero alguien lo impidió.
Una mujer de cabello largo y blanco como la nieve, con un arma tan roja como las llamas, apuñaló directamente su corazón, consiguiendo desencadenar una serie de horripilantes y graves chillidos.
-Eres… tú.-Murthog calló al suelo, debilitándose completamente.
-Lo llevaré a la mazmorra antes de que vuelva en sí.-dictaminó aquella mujer.
-Muchas gracias.-agradeció con una de sus peculiares sonrisas a pesar del dolor que sentía.-Bienvenida de nuevo, Helena.- ella sonrió amablemente, y sujetando a ese demonio desapareció de allí.
Absolutamente todos, tanto espectros como humanos observaron aquella imagen, dándose cuenta de que toda aquella época de venganza y continuas matanzas había terminado con la derrota de su líder y la aparición de ella.
Aún así, los seres temían por sus “no-vidas” y luchaban a pesar de estar atemorizados.
El ser que habían buscado, simplemente observaba la lucha, hasta que un castaño de nombre Uruha se acercó a él, queriendo deshacerse del que se aprovechaba del cuerpo de Frank de una vez. Apuntando hacia él, desprendiendo aquel humo morado a través de su arma, dispuesto a realizar un corte, se quedó a medias.
-¡Uruha!-un grito por parte de Aoi lo alertó demasiado tarde. Un espectro se acercaba a su espalda, y como si no fuese materia alguna, introdujo su brazo en la carne del castaño, atravesando su espalda y haciéndolo chillar al sentir tal dolor.
Era imposible, lo sabían. Debían retirarse de aquel lugar antes de quedar en coma permanentemente en la vida real, lo cual sería consecuencia de las heridas.
-¡Tenemos que irnos de aquí!- anunció Reita, a sabiendas de que todos estarían pensando en lo mismo.
Aoi se acercó al herido, el cual previamente había caído al suelo sujetando su vientre y derramando lágrimas como era inusual en aquel lugar. Tomó su mano y lo abrazó con ternura puesto que era consciente de que no podría hacer nada por él además de apaciguar el dolor con un poco de cariño. No le importó que estuviese rodeado de quién-sabe-que en ese momento, ese chico era su preocupación principal.
-¡Reita, cúralo!-había ordenado Aoi, pero el rubio permanecía luchando y le resultaba imposible cumplir con lo ordenado.
-¡Aoi, carga a Uruha y vámonos!- dijo Reita, el cual acabado de cortar la cabeza de uno de sus atacantes.
El pelinegro tomó en sus brazos a Uruha, como si este no pesase nada, mirando fijamente su rostro y acariciando su cabello con delicadeza.
-Estarás bien.-le había prometido.
Corriendo a una velocidad inhumana en dirección recta, esquivó a todo ser u objeto que se le interpusiese. El resto de luchadores se alejaron de allí también, dejando a sus espaldas espectros moribundos arrastrándose por el suelo y otros en mejor estado intentando seguir sus pasos.
Huyeron rápidamente, adentrándose en la zona segura de nuevo. Abatidos al tener que darle la noticia a Gerard. Sintiéndose culpables al saber que la futura vida de Frank se arruinaría gracias a ellos.
Ruki y el menor regresaban al castillo, después de haber tenido que presenciar una espantosa imagen; la de cientos o miles de seres encerrados tras rejas en una oscura mazmorra, gritando como animales y diciendo incoherencias. ¿Cómo los seres humanos pueden llegar a convertirse en algo así?
Los otros cuatro nada más entrar y asegurarse de que nada ni nadie los molestaría mas allí, depositaron a Uruha en su cama con delicadeza. Retiraron su camisa, y lo que pudieron observar, fue una gran marca negruzca en su vientre y espalda.
Aoi posó una de sus manos sobre aquella mancha, observando el gesto de dolor del poseedor de aquella herida. Otra de sus manos se cerró en un puño, llenándose de rabia, sintiendo un infinito deseo de venganza hacia los que le hicieron eso.
Se acercó a Uruha, poniendo todo su empeño para que la acción que iba a realizar a continuación fuese percibida por el otro. Acarició su rostro y permaneciendo muy cerca de él, rozó sus gruesos labios contra los del castaño, borrando su sufrimiento por unos instantes. Retirándose luego de la habitación tras una mirada cargada de emociones, llamó a Reita, el cual era capaz de curar heridas de este tipo.
El de de la tela en la nariz entró a la estancia, preocupado como nunca lo había estado, ya que jamás algo así había pasado. Posó su mirada sobre la herida, y con toda la concentración que pudo conseguir, cerró sus ojos y con la palma de una de sus extremidades superiores sobre eso que destacaba del blanco cuerpo de Uruha, recitó algunas palabras incomprensibles. Poco a poco el color oscuro se fue desvaneciendo, convirtiéndose en gris y luego siendo apenas visible, como si hubiese hecho magia. Repitió la acción con el resto de sus compañeros a continuación.
Tiempo después, los dos restantes entraron al lugar, sin saber aún nada de lo ocurrido. Al observan pequeñas manchas en los cuerpos de sus amigos, supieron que quizás nada bueno había pasado.
-Todo terminó.-fue lo único que comunicó Kai.
A partir de entonces, todo cambiaría, nada sería lo mismo. Una poderosa mujer aseguraría la paz en es el mundo, con la ayuda de esos chicos, de su nieto y el novio de este, porque sí, a pesar de haber solucionado la guerra y haber traído la tranquilidad, había una vida la cual en parte, habían sacrificado. Habían sido muy lentos, y el precio de aquello sería un nuevo miembro el cual dejaría todo atrás para dedicarse completamente a erradicar el mal del mundo. Ahora solo quedaba esperar.
***
Meses más tarde, mientras Kai realizaba su “limpieza” como tenía costumbre, y aunque a partir de que ahora apenas debía encargarse de uno o dos espectros cada largo tiempo, el mal que reinaba allí era mínimo, a pesar de que Helena aún no hubiese vuelto desde que prometió encerrar a Murthog. Probablemente, estuviese solucionando algunos asuntos pendientes, preocupándose excesivamente, como siempre.
Paseaba por allí tranquilamente, cuando fue a parar en aquella zona que le traía tantos recuerdos, esa zona en la que Gerard había permanecido atemorizado cuando apenas había entrado a ese lugar. Ahora allí, en vez de ser un pelinegro asustado y encogido, había un pequeño de ojos expresivos que observaba todo con gran curiosidad, un tanto perdido. Kai supo quien era apenas lo vio. Había llegado el momento.
-Hola, Frank. Soy Kai.-había caminado hacia él sonriente al imaginar la expresión de la pareja cuando se reencontrase después de tanto tiempo, aunque fuese en aquel mundo paralelo.
El pequeño se sorprendió, aún no entendía por qué estaba allí, solo sabía que quizás, aquel lugar en el que se encontraba, fuese en el que Gerard había estado desde hace años.
-¡Vamos, corre! ¡Te llevaré con Gerard!-emocionado Kai tomó la mano del otro, aunque falló, acordándose de que Frank aún no tenía el poder suficiente como para aquello, pero no debía perder tiempo en explicaciones, así que corrieron rápidamente hacia su “hogar”.
Cruzaron la zona segura, y el rostro maravillado y de sorpresa del de castaño oscuro era evidente. Todo aquello era increíble, como en un sueño, pero ya tendría tiempo de sobra para apreciarlo, ya que ahora mismo eso no era lo más importante.
-Miren quien está aquí.- anunció Kai, interrumpido las risas en el lugar, dejándolos a todos petrificados.
Gerard giró la cabeza, y cuando cruzó su mirada con la de Frank, sintió que moriría de felicidad. Paralizado observó como el pequeño había crecido apenas un poco, su cabello permanecía desordenado y largo color castaño oscuro. Sus orbes color indescifrable entre almendra y oliva seguían siendo los mismos, sin embargo, denotaba lo mucho que se había descuidado, y su aura inocente ahora irradiaba madurez. A pesar de estar en ese lugar, su pulsera preciada seguía allí.
-Frank… ¡Frankie!-reaccionando por fin, se acercó a él, rodeando su pequeño cuerpo con sus brazos, siendo esto casi imposible, pero cierto ya que las ganas de realizar aquello por parte de ambos era mayor que la incapacidad de Frank con su don para sentir contacto humano aún.
-Ge-Gee.-entre lágrimas y emociones que solo el amor entre ellos podía hacer posible sentir allí, se abrazaron con fuerza, temblando ligeramente.
-Te extrañé tanto…-Definitivamente, a pesar de tantos cambios, lo suyo perduró y perduraría por mucho tiempo.
Decidieron dar un paso más allá, y a pesar de las miradas que tenían sobre ellos, tomando el rostro del pequeño entre sus manos, unieron sus labios en un fogoso beso de reencuentro, el cual habían estado esperando durante demasiados meses.
Esa sensación indescriptible que los invadía, era tan fuerte que les otorgaba una fuerza tan grande como para ser capaces de destruir al mismísimo demonio, si es que este existía.
Manos que recorrían sus cuerpos, reconociéndose de nuevo. Electricidad, descargas que daban de lleno en su corazón. Lenguas que jugaban entre ellas en su cavidad bucal, degustando el sabor del otro, el cual no había cambiado. Saliva que se mezcla, uniéndose en una única esencia. Gracias a aquel lugar, la necesidad del oxígeno era inexistente, por lo que aquel contacto duró tanto o más de una hora en el mundo humano. Solo querían permanecer así por siempre, pero había tantas cosas que querían decirse que decidieron cortar aquel beso desesperado el cual terminó en uno suave y tierno, dejando sus labios tan rojos como la pimienta.
-Te amo, te amo tanto, enano.-confesó, soltando aquellas palabras que no había dicho en tanto tiempo.
-Yo también te amo, Gee.-el pequeño abrazó al otro de nuevo, sin querer despegarse de él jamás.
Los cinco chicos permanecían sentados en el sofá del salón, observando por primera vez aquel lado romántico de Gerard, alegrándose de algún modo.
Gerard tomó la mano de Frank, quedando así unidas ambas muñecas portadoras de la pulsera “mágica” en contacto.
-Lo siento… me excedí un poco.-se disculpó el pelinegro ante los espectadores, los cuales solo rieron contagiosos, sufriendo un ataque de risa al escuchar la disculpa.
Acompañaron a los demás en el sofá, presentándose ante el nuevo.
-Hay algo que tengo que decir.-confesó Frank de un momento a otro.-Todo ha cambiado allá fuera, ya nada es lo mismo. El mundo en el que vivíamos no es como lo era antes.- a pesar de que todos menos Gerard eran conscientes de aquello, solo Frank conocía con profundidad la actual realidad.
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Os estaría eternamente agradecida si dejarais comentarios, y bueno, espero que os guste >.<
¿Qué tal? ¿Qué creéis que pasará? ¿Cómo será el mundo real?
Perdonad mis errores e incoherencias >.<
Os dejo con una bonita canción instrumental: http://www.youtube.com/watch?v=ZKezPZJlkhc
Ya lo echaba de menos que bien que lo hayas subido ^^
ResponderEliminarMe encanta *__*
DIOS, POR FIN SUBÍAS EL NUEVO CAPÍTULO, LO EXTRAÑÉ MUCHO *.*
ResponderEliminarArggg, me encanta la historia.
Me encanta! Por fin se volvieron a reencontrar Frank y Gerard :) Siguelo rapido Por favor. Valentina.
ResponderEliminarAY Q LINDO, LLORE CUANDO FRERARD Y FRANK SE VIERON PERO SIGUELO PORFAAAAAAAAAAAAAA
ResponderEliminarHola, oye acabo de terminar de leer tu fanfic y me encanta... Amo MCR y me gusta un poco el anime, creaste algo increible y me fascino. Por favor continualo pronto
ResponderEliminarGracias