viernes, 24 de agosto de 2012

Capítulo 18 - People Error


Por cada minuto que pasaba, su asombro aumentaba. Aquel castillo era demasiado enorme como para recorrerlo en el mundo humano sin que te ardieran los pies de tanto caminar, pero para su suerte, allí podía hacerlo perfectamente y sin ningún atisbo de dolor. Podía decir que nunca había visto un lugar tan bonito. Sinceramente, incluso pensó en vivir allí para siempre, alejado de todo, siendo feliz, haciendo el mundo un lugar mejor para todos, pero se dio cuenta de que ese había sido uno de los pensamientos más egoístas que había tenido. Necesitaba a su Frank, sin él, no podría ser feliz aunque estuviese en el mismísimo cielo, si es que existía tal lugar.
En aquel sitio, había explorado bonitos jardines detrás de su habitación, con plantas que jamás había visto antes, que se movían causando graciosos sonidos y cambiaban de color cada cierto tiempo. Árboles que comenzaban por las ramas y hojas, y acababan en un tronco con forma triangular. Hierba y rocas que se alineaban según iba pasando, formando un camino al gusto del caminante. Un extraño tronco permanecía en la salida del jardín, y tras este el curioso río rojo fluía y realizaba distintos transcursos. Un simple trozo grueso de madera, también mencionado anteriormente como tronco, poseía dos largas extensiones cada cual formada cinco pequeñas ramas cada una, como si de manos se tratasen. Gerard quedó petrificado cuando esas ramas se movieron con facilidad hacia el río rojo, llenando de agua sus peculiares manos, para luego rociar la vegetación del jardín al extender estas. Gruesas gotas color carmín caían sobre las hiperactivas plantas, haciéndoles aumentar su ruidoso cuchicheo.

-Maravilloso…-susurraba extasiado. Se acostó allí mismo, delante del gran tronco, escuchando a las ruidosas flores. Se le ocurrió una extraña idea, pero tal vez funcionaría…-Hola, soy Gerard, y soy nuevo aquí, espero que no os incomode. Quiero aprender todo lo que sea posible, y lograr ser tan poderoso como los demás.-les saludaba en un intento de recibir una respuesta. No recibió ninguna a cambio, pero aguzo su oído, y mediante una suave brisa pudo escuchar algo.

-Bienvenido, Gerard. Yo soy el guardián del jardín, me llaman Guardián, y me encargo de mantener vivas y felices a mis preciadas amigas, las plantas. Lo conseguirás, puedo percibirlo.- Gerard se sobresaltó por un momento al escuchar aquello, que supuso que venía del gran tronco, y que no tenía volumen alguno, al igual que tono de voz; simplemente, esas palabras se formaban en su cabeza.

-Encantado, Guardián. Las plantas están hermosas, haces muy bonito trabajo. Gracias.- sentía tanta paz como no había sentido jamás.

-No es un simple trabajo, es algo que hago inconscientemente, para conseguir su bienestar, velando por ellas, animándolas cuando están tristes, y compartiendo su felicidad cuando algo bueno ocurre, como tu llegada.

El pelinegro no cabía en sí, se sentía tan bien hablando con un palo de madera…

-Guardián, te admiro. A mí… me gustaría poder hacer algo así por una persona, pero lo único que hago es causarle daño…-confesó con tristeza.

-No todo siempre puede ser bueno, a veces es necesario tener ciertas dolencias, para así aprender a apreciar lo positivo. Cuando alguna flor rebelde es avariciosa y no quiere compartir su agua, no se preocupa ya que tiene líquido de sobra, pero otro día en el que es ella a la que le falta, llega a entender lo que se siente su ausencia, y la otra, lo que se siente al estar completamente abastecida, pero ambas se arrepienten ante tal acto, y así eso no vuelve a pasar, aprenden una importante lección. Es igual cuando una flor está acompañada por el resto, sintiéndose dichosa, mientras que otra sufre por la soledad, y todo lo anterior se vuelve a repetir. De los errores se aprende, y si el otro ser sabe que lo quieres realmente, no necesitará nada más para vivir, podrá esperar cientos de años gracias a esa verdad. Además, el reencuentro será mayor y más conmovedor cuanto más tarde sea, ¿no crees?

-Tienes razón. Me siento mejor. Nosotros hemos madurado juntos. Estoy seguro de que él conoce con certeza la profundidad de mi amor.-Gerard no sabía cómo aquel ser podía comprenderlo de tal manera.

-¿Sabes? Tu abuela fue quien me creó hace ya un tiempo, fui lo primero que existió en este terreno, me sentía tan solo… pero ella hablaba conmigo, y me prometió que no muy tarde tendría compañía. Luego se fue y no la volví a ver, pero llegaron estos chicos y crearon todo esto por orden de tu abuela, la cual me aseguró su vuelta.-decía nostálgico, paseando sus largas ramas a través del fondo del río.

-Vaya…hasta hace poco, no sabía siquiera de la existencia de este lugar, pero estoy seguro de que Helena tenía todo esto planeado, el que yo esté aquí…, ella sabía que pasaría.-permaneció meditando unos minutos-¿Puedo descansar en tu jardín por un momento, Guardián?

-Por supuesto, el tiempo que desees. Tu compañía me agrada.-respondió, salpicando a Gerard con el agua del río.

Muchas plantas curiosas rodearon al pelinegro, pero este no se sentía para nada agobiado, solo sentía tranquilidad.

                                                             ***

Tiempo más tarde, se despidió de Guardián y de las otras plantas, con nuevas ganas de seguir descubriendo cosas en aquel lugar, esperando no perderse.
Más habitaciones de distintas formas y colores observó, llamando su atención. Una llena de espejos que distorsionaban su figura, otra en la que la gravedad no existía, existía una que parecía ser una sala de pintura, en la que permaneció embobado mirando tales obras, que al ser tocadas se movían. Había una habitación que solo constaba de una diminuta puerta del tamaño de un insecto, pero que se iba abriendo poco a poco gracias a la mirada de Gerard. En su interior no había otra cosa que un suelo de colchonetas que se movían, y que al ser pisadazas lo hacían saltar, lanzándolo muy alto, pero sin llegar a chocar contra el techo, ya que este prevenía el golpe y una parte de él subía, como si estuviese hecho de elástico. Entró a otra completamente hecha de golosinas, pero si ahí no sentía hambre, ¿para qué aquello? Otra más fue abierta, y en ella encontró unas paredes curvas, sin esquinas, forradas con papel con dibujos de huesos, y en cuyo interior permanecían juguetes y artilugios normales para mascota. De un momento a otro, observó como lo que parecía ser un perro salía de una casita, pero a diferencia de los del otro mundo, este tenía alas y volaba a su alrededor, ladrando como un animal corriente.

-Hola, pequeño.-Gerard acariciaba al chihuahua de pelo largo con suavidad.
En otra DIMensión

¿Qué había sido de Frank? Muchos meses habían pasado, él ya era un chico de dieciséis años que no había vuelto a ser el mismo después de todo lo ocurrido. Soledad, era la palabra que mejor definía sus sentimientos. Debía ser fuerte, debía sobrellevar su vida. Después de todo era él el que animaba a Gerard a seguir viviendo, a que fuera feliz, ¿qué le diría ahora si lo viera así? Decidió aplicarse y lograr hacer todo lo posible, para así no defraudar a su amor cuando este volviese en sí. Frank se había convertido en un gran amigo de Mikey, el cual estaba devastado y necesitaba lo poco que le quedaba de su fuerza para seguir adelante. Desde que todo aquello había pasado, nada ni nadie era igual. Aquel a quien supuestamente nadie le importaban, por el que nadie se preocupaba y todos ignoraban, había cambiado el instituto gracias a su asusencia.

El pequeño no volvió a recibir llamada alguna, y sus compañeros no sospecharon nada aquella vez, solo lo etiquetaron como sonámbulo. Sin embargo, mientras vestía las prendas de su novio, como a él le gustaba hacer para poder sentir algo de él, de nuevo notó cómo su cuerpo le era invadido por algo. El demonio que estaba en su interior no era muy poderoso, para su suerte, era un ser que simplemente se aburría y le divertía causar estragos en el otro mundo, y cuando una propuesta por parte de otro espectro para tomar el cuerpo de aquel humano fue hecha, no dudó un momento en aceptar. Quería saber lo que se sentía hacer cosas de un ser humano.

Frank salió de la habitación, caminando como un robot, mirando todo a su alrededor. Decidió intentar comer, para ello se dirigió nuevamente a ese comedor que le llamaba la atención. Ya en su destino, entró a la cocina y tomó con sus manos lo primero que vio, llevándolas a su boca. Por desgracia, aquel pescado que había probado le desagradó, y lo intentó con otra cosa. Su paladar no se había adaptado a esos extraños alimentos, así que abandonó la estancia. Caminaba por el instituto, dando golpes a cualquier cosa, sintiendo el dolor, cosa que tampoco le agradó. Regresó a su habitación de mal humor, no había encontrado nada que le gustara hacer que no fuera asustar a una que otra persona que andaba por ahí.
Entró al baño y se desvistió con torpeza, sintiendo el frío calar sus huesos. Se observó detenidamente en el espejo con curiosidad, y acarició cada parte del cuerpo de ese niño para descubrir nuevas sensaciones, mayor fue su sorpresa cuando al acariciar un trozo de carne entre sus piernas, descubrió el placer humano, una sensación que hacía temblar su cuerpo y volvía loco de deseo al ser más inocente. Continuó acariciando este, expectante por lo que ocurriría, sintiendo como crecía en sus manos y cada vez lo notaba más duro.

-Ah…ah…-no podía evitar gemir, pues aquello no recordaba haberlo sentido jamás. Aquel era un espectro que había pasado al otro mundo con solo ocho años, y que sufría por no poder haber experimentado cosas como esa.

Continuaba masajeando su miembro, desde delante hacía atrás, descubriendo que si acariciaba la punta, el placer aumentaba. Poco a poco iba aprendiendo los puntos en los que se sentía mejor, y los movimientos que le hacían aumentar sus gemidos. Tiempo después, un extraño líquido blanquecino se escurría de su miembro, manchando sus manos. Se preguntaba qué era aquello. Veía con curiosidad como su pene volvía a estar flácido. Por simple curiosidad, llevó un par de dedos a su boca para apreciar el gusto de aquella sustancia, pero era amarga y no le gustó.
Salió de allí y caminó hacía su cama, acostándose en ella para poder descubrir cómo se sentía el dormir, cerrando sus ojos y excitado por tantas cosas nuevas que habían ocurrido en tan pocos minutos.

En otra DIMensión

-¿Qué has hecho qué?- regañaba Murthog a uno de sus estúpidos súbditos, después de todo, tenía que tener en cuenta la edad que tenían estos al morir, ya que influía en sus deseos y valores.

-Yo…le he mandado al otro mundo para que moleste a Frank, y que así Gerard sufra más al ser este tan preciado para él.-El pobre espectro no sabía qué podía haber de malo en su idea, así que repitió lo planeado sin entender la ira del otro.

-¿Eres estúpido? ¿No piensas en las consecuencias que eso puede llevar? Si alguno de tú-ya-sabes-quienes- no quería causar revuelo a su alrededor, así que omitió sus nombres- se entera de esto, todo acabará. Si él permanece mucho tiempo en el cuerpo de Frank, cuando salga puede que descubra que puede entrar a este mundo, no dudo de que Gerard le haya contado sobre esto, y todo sería peor, idiota. Gerard tendría a Frank aquí mismo, tendríamos a otro guerrero en nuestra contra, se apoyarían el uno en el otro y acabarían con nosotros, ¿¡es que no lo entiendes, idiota!? Además, hace un tiempo que no veo a Gerard por aquí, y tengo mis sospechas de que haya encontrado a tú-ya-sabes-quienes, ¿qué hacemos entonces?

-Yo…lo siento, no había pensado en eso…-se dio cuenta de su grave error.

-Gerard no es bobo… pero si ya les encontró, solo hay que atacar cuando ellos no estén, sin embargo, junto a Frank sería demasiado peligroso. No actuéis sin que yo no os haya ordenado nada, o les llevo a tú-ya-sabes-quienes en bandeja de plata. Eso va para todos, ¿entendieron?-La situación para Murthog solo se complicaba cada vez más, pero destruiría a Gerard costase lo que costase, de eso estaba seguro.

Mientras tanto, Kai había salido de la zona segura, e iba en busca de las respuestas de un sabio y bondadoso espíritu al no encontrar al ser del cual sospechaba. Lo observó a las orillas de un profundo y oscuro abismo, quieto y con su cabello revoloteando gracias a algo que surgía de ahí abajo.

-Hola, Genesis.-saludaba Kai al hombre de cabello tan largo que casi llegaba a su cintura, de aspecto adulto pero no se le echaban más de cuarenta años, aunque en realidad, llevaba allí cientos y cientos de estos. No se conocía nada sobre cómo falleció. Era muy listo y conocía muchas respuestas para todo, así que muchos seres acudían a él en busca de información.

-Hace ya tiempo que no te veía, Kai. ¿Qué es esta vez?-Genesis no estaba del bando de nadie, simplemente hacía sus deducciones sobre cual ganaría, y estaba intrigado por el resultado, pero nada más, ya que esto no le influía a él en nada. Aún así, Kai le caía bien.

-Qué directo, como siempre.-rió Kai.-Quería preguntarte… sobre las posibilidades que hay de que un humano tenga el don al ser poseído, saber cuánto tiempo como mínimo conlleva esto y qué pasaría con esa persona.-no se ando con rodeos, y fue directo al grano.

-Veamos… si solo llega a ser una vez, y si el periodo de tiempo se posesión es menor a las veinticuatro horas, nada pasará. Se necesitaría un mínimo de setenta y dos horas, y por cada vez que se entra y sale de su cuerpo, este se debilita más y lo hace más débil y accesibles, cambiando varias cosas y por lo tanto otorgándole el don con más facilidad. Es algo complicado, la verdad, solo sé de la existencia de uno al que eso le ocurrió, por lo que las probabilidades son menores que una entre cien millones.-sentenció, sin saber por qué el menor quería saber aquello.

-Pero… ¿y si eso llegara a pasar?

-Aún si eso pasara, su poder sería tan débil que el entrar aquí le tomaría mucho tiempo, y no permanecería ni siquiera un día humano aquí, a no ser… que alguien de aquí le ayudara gracias a un entrenamiento y mantuviese cosas como conversaciones con él aquí para mantenerlo atado por un momento, pero puede ser peligroso para esa persona ya que como a ti te habrá pasado, puede quedar atrapado en este mundo, y en coma en el otro. ¿A qué viene eso?

-¿Y cómo se podría evitar que eso pase?-continuaba, omitiendo la pregunta de Genesis.

-Bastaría con que esperaras a que el espectro abandoné el cuerpo por un momento y regrese aquí, porque como sabes no pueden permanecer mucho tiempo allí, y si sabes quien es, acabas con él, y se solucionó el problema.

-¿Sería posible que se volviera al menos tan poderoso como yo en poco tiempo?

-Como ya te dije, todo depende de quién lo ayude…

-Bien, muchas gracias. Adiós.- Kai se marchó velozmente hacía su “hogar”, escuchado un “aún me debes una explicación” por parte de Genesis, pero él ya sabía lo que necesitaba, ahora todo se basaba en una difícil elección.

Estaba a punto de entrar al castillo, pero recordó que llevaba demasiado tiempo ahí, y corría el riesgo de quedar atrapado.

-Mierda, ¿qué hago?-se preguntaba a sí mismo.

Decidió ir al otro mundo por un momento, y así aclarar su mente, para volver lo antes posible.

Al día siguiente en el mundo de los vivos, Kai miró el calendario por un momento.

-¡Demonios!-exclamó cuando se dio cuenta de que Gerard llevaba ya más de un año en aquel lugar, y que aún no habían practicado el volver al mundo de los vivos, pero es que el tiempo pasaba tan rápido ahí… aún así, se había vuelto muy poderoso, y los entrenamientos iban cada vez mejor.

Sin más cavilaciones volvió a “dormir”, para regresar con sus compañeros.
-Hey, chicos. Reunión grupal.-anunció Kai nada más llegar.

-Bien.-Gerard miró con curiosidad al líder, mientras acariciaba a Koron, el pequeño perro alado. En aquel entonces Ruki le había contado que esa era su mascota cuando él estaba en la escuela, y que había muerto, pero que un día lo encontró en este mundo y lo trajo aquí, creándole un par de alas porque según él, sería más feliz y estaría más entretenido si volaba.
El animal intentó escapar, pero el pelinegro lo sujeto, mientras el pobre Koron movía sus alas en un intento fallido de huir.

-Gerard… es sobre Frank, si quieres podemos habarlo en privado.-comunicó Kai. La cara de sorpresa y emoción del pelinegro no podía ser disimulada.

-No, no importa. Confío en ustedes, y a estas alturas, ya son como de mi familia.-dijo Gerard sin timidez alguna, puesto que lo que había dicho era cien por ciento la verdad.

-Bien pero pase lo que pase, la decisión es tuya, piensa por ti mismo, ya que lo conoces más que alguno de nosotros.

-Está bien, pero dilo de una vez.-Gerard comenzaba a sentirse nervioso, algo le decía que lo que escucharía no sería algo bueno.

Todos permanecían en el sillón, con tanta curiosidad como el pelinegro por lo que Kai tenía que decir.

-Bien, alguien está poseyendo a Frank continuamente, si eso sigue pasando él puede llegar a tener el don y estar aquí con mucho entrenamiento, o al contrario, podemos acabar con el ser que esté haciendo eso cuando regresé a este mundo y se acaba todo el asunto. Tienes que elegir lo que creas que es mejor. Sé que querrás que Frank esté contigo…pero quizás prefieras que no se meta en esto.-fue breve haciendo un resumen de lo ocurrido.

A Gerard se le derrumbó el mundo ahí mismo. Una decisión tan complica no podía ser tomada tan a la ligera. ¿Debía decidir él el futuro de Frank, cuando ni siquiera sabía decidir el suyo propio? Pero, ¿cómo estaría Frank en esos momentos? Alguien estaba dañando a su amor, y él… después de todo ese tiempo, ni siquiera había sabido nada de él. No se movió ni parpadeó, continuó procesando toda la información.

-¿No hay manera de que… de que él decida?-preguntó al fin, temblando levemente.

-Desgraciadamente no, aunque lo llame por teléfono y aprenda inglés, en estos momentos no es el Frank que conoces… y la única forma de comunicarnos con él, sería si acabamos con el demonio, lo que nos llevaría a tomar la decisión de negarle el don.

-¿Por qué no nos lo habías dicho antes?-pregunto Reita atónito.

-Quería informarme de todo antes de decir algo… además, si habláramos con él, aunque yo no lo conozca, si te ama, no dudará en ir contigo sea como sea, sin importarle las consecuencias.

-Lo sé… él haría algo así. Yo… déjame pensarlo.-no sabía qué hacer, de repente todo lo que había en su cerebro se había esfumado.

-Claro, sé que es difícil.-Todos los presentes pensaban que en una situación así, tampoco sabrían que hacer.

-Si quieres consejos o algo…sabes que estamos para ayudarte.-decía Aoi, intentando evitar la tensión entre ellos.

-Lo sé. Gracias, chicos.-tras decir aquello, Gerard se retiró a su habitación para pensar mejor. Esto le había tomado de improviso.

Gerard amaba a Frank, sabía las consecuencias tanto psicológicas como físicas que le causarían estar ahí, además aún era un niño… ¿cuánto había cambiado Frank en este tiempo? ¿Estaría más alto? Deseaba tanto poder verlo y escuchar su voz… por ese lado existía su egoísmo, que le llamaba a traerlo ahí para estar junto a él día y noche, pero ¿cómo podía ser tan egoísta? Por encima de todo, estaba su felicidad. Imaginaba el rostro de alegría de Frank al observar tantas cosas maravillosas, y su sorpresa al descubrir sus habilidades que habían mejorado considerablemente. Pero, ¿cómo iba a destruir su vida y sus creencias de ese modo? Se encontraba en una encrucijada, esto era una batalla entre su corazón, y su cerebro.


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Aquí les dejo un largo capítulo, espero que les haya gustado.

¿Qué decidirá Gerard? ¿Qué harían ustedes?
¿Por qué aquel árbol habla?
¿Pensáis que el perro al poder volar, es más feliz, como cree Ruki (?)?
¿Queréis un perro volador?
¿Reita en realidad tiene nariz?
¿El demonio es un pervertido?
¿Os gustaría visitar ese mundo?
¿Por qué el agua es roja?
¿Frank realmente estará más alto?
¿Los unicornios allí existirán?
¿Entre el grupo "tú-ya-sabes-quienes", creéis que hay formadas parejas?
¿Cómo de bueno será Gerard usando su arma? e.e

Esto y mucho más en los próximos capítulos ^-^
Les recomiendo que escuchen esta canción, que es una pieza instrumental que se llama casualmente como capítulo xD 

Edit: El nombre Genesis, no es que me haya olvidado de poner la tilde, es que es en inglés xD se me ocurrió gracias a un personaje del Final Fantasy basado en Gackt (músico), y que además, mi prima se llama así, (pero con tilde xD).

Nos leemos pronto, adiós n_n
No olvidéis que vuestros comentarios son mi alimento inspirativo (?)

domingo, 12 de agosto de 2012

Leed, por favor. Mi cuenta en Amor Yaoi

¡Hola! solo quería agradecerles una y mil veces por leer mi fic, eso ha hecho que me anime y poco a poco haya ido mejorando en mi forma de escribir.
La razón de esta entrada es para dejarles el link de mi cuenta en la página Amor Yaoi, la cual es una web muy famosa en la que se publican muchísimos fics. Es esta:
http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewuser.php?uid=41405

Poco a poco estoy empezando a publicar este fic allí, haciendo correcciones de cada capítulo, ya que he estado revisando y hay bastantes faltas de ortografía entre otros errores gramaticales. Discúlpenme por eso, pero prometo que evitaré fallos como esos a partir de ahora.

Quería saber si alguien tiene cuenta en esa página, y así me deja su dirección.
Además tengo un par de FanFics más, solo que las parejas son del grupo the GazettE, pero por si a alguien le gusta, los pueden encontrar ahí.

¿Qué más? Ha sido muy bonito ir viendo como avanzaba y mejoraba el fic, a pesar de no tener ni idea de cómo crear uno al principio. Sé que soy muy lenta actualizando, comprendo que os haya defraudado o me dejéis de leer, pero pocas veces me siento inspirada y tengo un ordenador a mano.

Solo me queda decir que estoy impaciente sobre el nuevo álbum de MCR, aunque desde hace un tiempo no hay muchas noticias sobre ello, continuo esperando.

Muchas gracias.

miércoles, 25 de julio de 2012

Capítulo 17 - Trustingly or Trustless?

Gerard estaba absorto ante ese nuevo mundo que se mostraba ante sus ojos. Él… ¿debería de estar feliz al ser uno de los elegidos? Sabía que sobre sus hombros cargaba una gran responsabilidad, su misión no era otra que proteger el mundo, pero… ¿por qué lo eligieron a él, y no a otro? ¿El don venía de familia? ¿El poseerlo era causa de los genes de su abuela? 
A pesar de tener todas esas preguntas en mente, y aún sabiendo que quizás podían ser respondidas por sus nuevos “amigos”, no quería saberlo, prefería quedarse con las dudas; ya tenía bastante información de todo esto. 
El pelinegro pensaba en la debilidad de los seres humanos, vagando por la tierra, muchos sin un propósito alguno, simplemente soportando la vida que les había tocado, hasta que un día se acabe, sin saber a dónde irán después… ahora es cuando la pregunta “¿cada uno de nosotros hemos nacido para realizar una misión en la vida, o solo vivimos por vivir?” rondaba por su mente, entre otras como: “¿Por qué estamos en este mundo? “
Si creyera en la primera opción, entonces ¿por qué hay gente que nace, pero nada más permanece aquí días, o incluso horas? ¿Era eso un castigo? ¿Por qué la gente toma la vida tan a la ligera, incluso llegando a crear una nueva vida por error, por un descuido? ¿Dios realmente existe? Si es así, ¿somos simples marionetas que controla para su propia entretención? No lo sabía, pero ahora, conocía su misión. Se sentía feliz de ello, sabía el uso de su don, tenía algo importante que hacer en la vida, y a diferencia de la mayoría de la gente, conocía cosas sobre la existencia y la no existencia, llamada  "muerte" por la mayoría, que el resto de seres humanos ignoraba. Ahora solo podía dar lo mejor de si, seguir adelante y luchar.


En esos momentos, Gerard estaba meditando sobre su cama, agarrándose la cabeza,  sumido en sus propios pensamientos, comparando su misión en la vida y el lugar en el que estaba, con un videojuego. 


La puerta se abrió y entraron por ella los cinco asiáticos. Extrañamente cargaban cada uno su arma, y sonreían de manera demente. Gerard se tensó pero no se movió, entonces cada uno sacó su arma de su respectivo estuche.


-No deberías de confiar en las personas tan fácilmente, ¿acaso no te enseñaron a desconfiar de los desconocidos?- se burlaba Reita.


-¿Qué estáis haciendo? ¿Es una broma?- preguntaba angustiado Gerard, comenzando a sentir temor.


-¿Qué te dice que somos diferentes al resto de personas de este sitio?- se carcajeó Kai.


Se acercaron hasta el pelinegro, este se levantó de la cama y quedó acorralado en una esquina. Gerard sentía que se derrumbaba de nuevo, por fin, había encontrado una solución, y ahora… ¿todo había sido una farsa?


-Eres peligroso, debemos acabar contigo- anunció Uruha, irradiando sensualidad al mover su katana con tan expertos y sigilosos movimientos.


Gerard no podía rendirse, no ahora. Intentó huí y escabullirse, pero antes de eso, fue rajado con una de esas armas, sin haberse percatado de que el menor de ojos azules en esos instantes poseía una mirada siniestra.


-Lo sentimos, pero es necesario.- dijo Aoi, con cara de verdadero arrepentimiento.


Poco a poco, fue cortado en varias ocasiones con esas katanas y las  llamas de colores que cada una de ellas desprendía. Parecía que las llamaradas eran como fuego ardiendo, abriendo su piel. Adiós a su Frank, adiós a su triste y corta vida. Lloraba sumido en tan desgarrador dolor incesable.


De repente, el pelinegro abrió sus ojos, intentando respirar, se sentía asfixiado. Miró a su alrededor y no había nadie, se observó y no tenía ni una marca en el cuerpo. Seguía en la misma posición, sentado en su cama. ¿Cómo iba a haber tenido un sueño, si allí no podía dormir? Sintió una gran desconfianza hacía sus nuevos amigos, pero al salir de su habitación, y al verlos correteando uno detrás de otro mientras reían, desapareció. Ellos no podían hacer algo así, sabía que eran de confianza, pero para aclarar sus dudas, decidió preguntarle a Kai sobre lo ocurrido.


-Kai…- lo llamó débilmente.


-Dime- contestó el otro sonriendo y acercándose a él, parando de correr.


-Yo… no es posible soñar aquí ¿no?- preguntó asustado al líder.


-No, que yo sepa, pero puede que tu cabeza controle tus sueños gracias al poder, aunque nunca me ha pasado eso. ¿Por qué?- explicó el mayor intrigado.


-Es que… tuve una especie de sueño, más bien pesadilla, ahora mismo, en la que ustedes… me mataban.- en esos momentos el resto del grupo estaban curiosos  escuchando la conversación,.


-¿No habrás creído que te queremos matar de verdad?- habló Reita, teniendo miedo a que el nuevo desconfiara de ellos, él solo querían ayudarle. Los otros quedaron sorprendidos ante tal atrevida pregunta.


-No, no es eso, pero fue tan real… solo quería saber por qué soñé aquí.- respondió el menor intentando no sonar desconfiado.


-Puede que… hayas soñado con los ojos abiertos, y que hayas desarrollado el poder de controlar el sueño aquí, si es así, tu don es impresionante- dedució Ruki.


-Es probable, pero ten por seguro, que nunca te dañaríamos, ¿qué ganaríamos con ello? Solo quiero que confíes en nosotros…- pidió Kai, y el aludido asintió.


-Ahora vamos a comenzar con el entrenamiento, así que, ¡abrazo grupal!- ordenó Reita, queriendo cambiar de tema y que Gerard se sintiera unido a ellos. El  menor se preguntó qué tenía que ver un abrazo con el entrenamiento, así que asintió sin entender.


-Recuerda que aquí hay que controlar el don para poder sentir, por lo que concéntrate en el tacto.- dijo Kai, eliminando la cara dudosa de Gerard. Este hizo lo ordenado. Todos se acercaron entre ellos y pasaron sus brazos a su alrededor. Gerard era tímido y no le agradaba el contacto humano, a no ser que fuera con su pequeño, eso le volvía loco, pero ahora mismo, ese miedo al contacto humano era el menor de sus problemas. 
Al mantener contacto con los otros, no sintió nada al principió, pero al conseguir la completa concentración, logró sentir el tacto y sonrió, al parecer no se le daba mal eso de los poderes. Al finalizar el abrazo todos sonrieron, y miraron a Gerard, este entendió la pregunta y asintió.


-Prueba superada, pero no creas que todo es así de fácil, ahora empieza lo duro.- dictaminó el de la nariz cubierta.


-Tomen sus armas y vámonos.- ordenó Kai, todos hicieron caso.


Gerard fue conducido hacía una habitación enorme, que contaba con lo que parecían ser espantapájaros, muchos de ellos. 
Esa habitación estaba decorada al más puro estilo medieval, pero con buen gusto y a pesar de ser extraña, se sentía cómodo allí.


-Vamos a marcar horarios de clase, y debéis asistir todos.- habló Kai como si fuera un auténtico profesor. Las personas allí presentes asintieron.- Bien, primero tendremos clase de armas, luego mental, y supongo que también teórica, después habrá descanso y así todo el tiempo, hasta que sea el momento y practiquemos con uno de los seres de verdad, y como no sé escribir en inglés, lo tienes que memorizar, Gerard, ¿entendido?- todos asintieron- Ok- cambió su semblante serio a uno sonriente.
Gerard quería conocer a cada una de esas personas y saber que clase de vida tenían, pero ya tendría tiempo de eso.


-Estos- señaló Aoi a uno de esos muñecos de estatura de una persona normal- son  SCARECROWS, sirven para practicar.
Gerard no lo entendió, ¿qué comparación tenía eso con un ser verdadero si ni siquiera podía moverse?


Entonces Ruki llevó una mano a su cabeza y cerró los ojos, mientras movía la boca y Aoi sacaba su katana. Lo próximo que observó el pelinegro era cómo un SCARECROW parecía haber cobrado vida y se movía con toda naturalidad, atacando a Aoi lanzando golpes. El atacado, levantó su arma, se posicionó, y de un solo movimiento, partió al muñeco por la mitad, como si eso fuera lo más fácil del mundo. Gerard se quedó con la boca abierta, literal y metafóricamente, lo que acababa de observar era impresionante. Aoi realizó una reverencia inclinando su cabeza hacía delante y guardó su katana de llamaradas azules.
Todos rieron al ver la cara de alucinado de Gerard.


-Por ahora Gerard, empezarás con un SCARECROW no poseído para que aprendas a utilizar el arma, y luego empezarás con uno más pequeño pero con vida.- anunció Kai.


Gerard se sentía intrigado y excitado por todo aquello, entonces ideó la idea de escribir un diario de todo lo que ocurría, y así podría contárselo con todo detalle a su Frankie, sea como sea, haría llegar el diario a Frank, aunque no sabía como haría, pero observando las cosas sorprendentes que hacían las personas de su alrededor, no dudaba de que eso no sería problema.


Gerard tomó una katana, y esta volvió a desprender llamas rojas. Kai se dedicó a explicarle los movimientos, y la verdad es que era mucho más complicado de lo que parecía. El resto estaba practicando con SCARECROWS más grandes y “poseídos”, pero los practicantes se movían con agilidad. ¿Cuánto tiempo tendría que practicar él para ser igual de bueno?


Ni sabía cuantas horas habían transcurrido, pero Kai detuvo la clase y anunció que comenzaría otra. En ese tiempo Gerard solo había conseguido causar unos pocos rasguños en el muñeco, pero Kai le dijo que era normal, era la primera vez, que no debía desanimarse, así que se sintió mejor al saber aquello.


Caminaron hacía otra habitación, aún más grande que la anterior y completamente vacía, de paredes blancas, parecía ser la "nada", -auque si lo fuera, no sería de color blanco- pensó el pelinegro. Gerard no sabía qué podían hacer ahí.


-Como esta es mi clase favorita y soy el mejor en esto, explico yo- sonrió Ruki.


-Claro que sí, princesita- rió Reita, intentando enfadar al menor, pero este intentaba no formar una sonrisa en su rostro, ¿habría algo entre ellos?


-Lo que iba diciendo, esta clase consiste en hacer volar la imaginación, y crear lo primero que se te ocurra- explicó el pequeño.


-El que va a volar pareces tú- comentó Reita de nuevo, pero Ruki lo ignoró y prosiguió.


-Hay que cerrar los ojos, pensar en la imagen de lo que quieras que aparezca, concentrarse, y eso surgirá, es más fácil si nombras lo que quieres que aparezca.


Ruki realizó un ejemplo, y todos pudieron observar una estatua que parecía ser Reita, esculpida en mármol, y con el pene exageradamente pequeño.


-Pero serás…- se molestó Reita, el cual se acercó al menor e intentó pegarle, pero el pequeño de un momento a otro estaba ubicado un poco más alejado, como si se hubiera movido a una velocidad sobrehumana. Todos rieron al mirar con detenimiento la estatua. Se podía notar que Reita estaba sonrojado, a pesar de tener esa banda cubriendo su nariz.


Gerard intentó realizar la misma acción, tratando de plasmar una estatua de su adorado Frank, pero por mucho que lo intentó, no pudo, y su paciencia se iba agotando.
Los demás ya habían “creado” varias cosas, y Ruki ya tenía un juego de cuarto completo, con estatua incluida, a su lado.


Kai se acercó a Gerard y le aconsejó:


-Prueba con algo más pequeño y sencillo, no podrás crear algo complicado al primer intento, por muy bueno que seas.


Gerard obedeció, tenía razón, así que probó con otra cosa. 
Intentando de recordar el rostro perfecto de su pequeño, consiguió crear una foto de Frankie.
Al lograrlo sonrió y se la mostró al resto.


-La verdad es que es muy lindo- comentó Uruha, el cual tenía ya muchas botellas de alcohol vacías a su alrededor, al parecer aprovechaba que allí no podía emborracharse para beber como si no hubiera un mañana.


Gerard se sintió feliz tras esas clases, podría lograrlo, podía acabar con esto y ser feliz junto a Frank.


                                              ***


-No quiero clase de teoría- se quejaba Reita.


-Está bien, por ahora, además llevamos mucho tiempo aquí, tenemos que despertar… si no, quedaremos en coma. Siento que te tengas que quedar solo Gerard…- dijo Kai, con tristeza- pero no salgas de aquí por ninguna razón, sería demasiado peligroso, volveremos pronto. – Gerard asintió- yo me quedaré un rato más para asegurar la zona, ustedes iros.


Gerard se dedicó a recorrer ese enorme castillo o lo que sea que fuese, maravillado por todo lo que veía. Consiguió crear una libreta y una cámara de fotos tras muchísimos intentos. Fotografió todo el lugar, y escribió todo lo que había ocurrido hasta ese entonces.


Mientras tanto, Kai tenía una cosa pendiente que hacer, salió del lugar, armado con su katana, y caminó en busca de ese ser del que tenía sospechas. Mayor fue su sorpresa cuando no lo encontró. Tenía un mal presentimiento… ¿podría ser ya demasiado tarde?

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Espero que les guste el capítulo y que no les haya decepcionado. Comentad, por favor >w<

miércoles, 11 de julio de 2012

Capítulo 16 - Sleepless, Painless, Tearless...


La pregunta formulada no tardó en ser respondida.

-Veras, no eres el único con este “don”, pero tampoco es que hayan muchas personas así, y menos que hayan aceptado el “poder”, algunas de ellas son consideradas “dementes”, y lo que que estas personas no saben es que si lo ignoran, se convertirán dementes de verdad.
¿Por dónde comienzo? Digamos que nosotros somos “elegidos”, personas que tienen esta habilidad para mantener el equilibro entre los mundos, nosotros luchamos contras seres malvados de aquí, que intentan dañar a los humanos, para esto estuvimos relacionados con la muerte en algún momento de nuestra vida, todos nosotros, pero tú eres especial, han sido muchas esas ocasiones y has podido “controlarlo” hasta ahora. Recuerdo cuando yo era aún muy pequeño y entraba aquí, mis padres me convencieron de que eran pesadillas, pero no estaban en lo correcto, me costó mucho manejar esto, incluso pasé años aquí sin saber cómo salir, en ese tiempo, en la vida real, me encontraba en coma, como tú lo estás ahora, sin embargo, ahora nosotros estamos durmiendo mientras estamos aquí, ninguno de nosotros nos conocemos en persona, por eso “dormimos” para estar aquí y pasar tiempo juntos ya que vivimos lejos, ahora somos grandes amigos e incluso construimos este sitio con nuestro don, aún seguimos entrenando para hacernos más fuerte.-explicaba Kai.

-Es por eso que nuestra familia piensa que nos pasamos todo el día durmiendo cuando en realidad estamos salvando al mundo.-rió Reita.

Al escuchar todo esto, Gerard se sentía esperanzado y a la vez confuso.

-Entonces ahí es dónde entras tú, todos te quieren atacar ya que tu poder es mayor pero aún ni siquiera has comenzado a entrenar, quieren destruirte antes de que te conviertas en una amenaza para ellos.- continuó explicando Aoi, todos atendían con la mirada fijada en él.

-Eso quiere decir… que ¿hay que destruir a los seres de aquí o algo así? ¿Cómo? ¿Es posible?- preguntaba Gerard intrigado, esta conversación estaba siendo una de las más interesantes de su vida.

-No exactamente, nosotros solo eliminamos a los que son malos, seres demoníacos que se intrometen en el mundo humano, solo eso. También hay que decir que envejecemos mucho más lento que el resto y nuestra vida es más larga, hay mucho que explicar…
Pero ten por seguro que comenzaremos con tu entrenamiento y en poco tiempo podrás irte de aquí y volver cuando lo desees, y así hablar con Frank y tranquilizarlo, me gustaría mucho conocerlo, por lo que dices, es una persona muy fuerte para su edad-Sonrío haciendo sonrojar al novio del mencionado- seguro que algún día nos vemos todos en la realidad y lo pasaríamos muy bien, aunque no nos entendamos- rió- cierto, se me olvidaba eso, aprenderé inglés a partir de ahora.-seguía hablando el más pequeño aún en brazos del más delgado.

-Por lo que nada más hay que eliminar al tal Murthog , aunque no es eliminar completamente, los debilitamos hasta que no posean poder alguno y son encerrados ya que si están muertos, no pueden morir de nuevo, y sí, se “eliminan” con katanas como estás- Aoi señaló las que estaban a su izquierda- No son katanas corrientes- se acercó hacía una y la sacó del envoltorio, al hacer eso, la afilada arma brillaba de un color azul intenso, como si desprendiera llamas- Y es por eso que decidí apodarme Aoi, que significa azul en japonés- Sonrío e hizo algunos movimientos con su arma- Ven, prueba.- Gerard se acercó cuidadosamente y agarró otra katana que estaba en otra funda, la sacó de allí con miedo y al hacerlo, esta desprendía llamas de un color rojo intenso- Impresionante, la primera vez que la sujeta y ya emite llamas- ambos pelinegros quedaron sorprendidos.

-Gerard, tu abuela era como tú, la conocemos, ella sabía que tú eras como ella y me dijo que te dijera cuando llegara el momento, está muy orgullosa de ti.- confesó Kai.
Gerard abrió la boca y se sorprendió aún más, ¿ella sabía todo este tiempo que esto pasaría? ¿ella era como él?¿la vería de nuevo?- Ella está bien ahora, es solo que está escondiéndose de otros seres que la quieren utilizar como anzuelo para atraparte, Elena fue nuestra maestra y tenía un gran poder, rojo como el tuyo, llamado “Akai*”.

-La verdad es que ella se parece mucho a ti- habló el de la bandita sonriendo, a Reita aquel adolescente se le hacía de lo más intrigante, lo admiraba por ser tan fuerte emocionalmente, y a pesar de que el pelinegro se veía tímido, estaba seguro de que serían grandes amigos pronto.

-Creo que por ahora eso es suficiente, no queremos que te explote la cabeza con tantas explicaciones, vamos a mostrarte tu habitación, aunque todo este lugar es nuestro, por lo que tuyo también, ojala fuera así en la realidad, seríamos ricos… y por cierto, no dormimos ni nada aquí, no sentimos sueño, así que hay muchísimo tiempo libre, tampoco es necesario comer o ir al baño, y al aprender a controlar el don somos capaces de aumentar las sensaciones aquí, como el tacto- Reita pellizcó al más pequeño y este soltó un quejido- ¿ves?- sonrío y se escuchó un –idiota- pronunciado por Ruki.
Reita estaba muy entretenido contándole todo lo que sabía al nuevo.-Ah, y los sentimientos, como has podido comprobar, si que están presentes- sonrió.

Gerard fue dirigido hacía su habitación, esta era enorme, tenía muchos libros en una estantería, una cama gigantesca similar a la de los palacios y otros adornos ya que realmente allí nada de eso era necesario, ahora que lo pensaba, -¿para qué una habitación?

-Ni idea, pero Ruki se empeñó en decorar todo, a él le encanta eso, sobre todo diseñar con sus poderes, todo esto fue creado por él- dijo Reita y lo único que salió de los labios de Gerard fue la palabra “Impresionante”, el pelinegro observaba todo como si nunca hubiera visto una habitación.

Definitivamente, iba a descubrir muchas cosas nuevas estos días, meses, o lo que fueran, pero debía de comunicarse con Frank lo antes posible, moría porque no podía ni siquiera decirle que estaba bien, odiaba saber que su amor estaría preocupado.

-Un momento, ¿podrían hacerme un favor?- asintieron- ¿no podrían de algún modo avisar a Frank de que estoy bien?- sugirió el más joven sonrojado.

-Es que aunque regresemos… estaremos en otro país y no podemos hacer nada…- contestó Aoi triste, ya que él realmente quería ayudarlo.

-¡Ya sé! ¿Y si Gerard nos da el número de móvil de Frank y así lo llamamos y le decimos? Aunque no creo que nos haga caso…- pensó Uruha, intentando poder hacer algo.

-Uruha, eres genial, es cierto, el problema es el idioma, Kai ¿tú sabes algo de inglés no?- preguntó Reita, el nombrado asintió- Bien, pues ya está-.
Gerard se sintió muy feliz, realmente estos chicos eran sus segundos salvadores, ya que el primero había sido su amor, que a pesar de no saber nada sobre el tema, le creyó y además intentó ayudarle.

-Muchísimas gracias, no sé cómo se los puedo agradecer, seguro que te creerá, solo tienes que nombrarle la pulsera que él me regalo, seguro que así sabrá quién soy.

En otra DIMensión

Frank no podía hacer nada, sentía que un ser lo había poseído, “eso” actuaba como si ese cuerpo fuera suyo, mientras que el propietario de este no podía hacer más que temer. “Frank” fue al comedor, aún en pijama, y destrozo todo, cubiertos, platos, mesas, sillas… la gente que lo observaba intentaba tranquilizarlo, pero este solo chillaba.
La verdadera alma de Frank, luchaba por recuperar su cuerpo, pero no podía hacer nada.

Al día siguiente, “Frank” seguía recorriendo todo el instituto chillando y  en ocasiones haciéndose daño a si mismo, entonces, de un momento a otro, pensó en los momentos que había pasado junto a su amor, en sus besos, en sus risas… y de ese modo, se sintió dueño de su cuerpo de nuevo, pero cayó desmayado en medio de un pasillo.

El pequeño estaba aterrado, más por lo que podía sucederle a Gerard que a él.

Frank lo visitaba en el manicomio cada día, pero era como si su novio se encontrara en otro sitio, y de eso estaba seguro.
La semana siguiente, muerto en vida como estaba, en la mañana sonó su móvil, él no hizo caso, estaba hundido en su dolor, recordando su pasado, pero el dichoso móvil no dejaba de sonar, así que no tuvo otro remedio que agarrarlo y contestar.

-¿Sí?

-Hola Frank, sé que es difícil de creer, pero Gerard está bien, está conmigo y unos amigos en ese mundo, hay más personas como él, yo soy uno de ellas, él quiere acabar con todo esto y estar a tu lado, dice que te ama y que volverá pronto, quería que te dijera que no te preocupes, que él está bien. Los siento, no sé hablar inglés, espero que me entiendas, él me dijo que para que me creyeras, dijera algo sobre la pulsera que le regalaste hace un tiempo, esa que no se iba a quitar jamás.

Frank se quedó en blanco al escuchar aquellas palabras que casi no se entendían de aquel chico, si esto era una broma, era una de mal gusto, pero tenía el presentimiento de que no era mentira, además, ¿por qué una persona de otro país, asiático probablemente por su acento, tenía su número y le había llamado para decirle esas cosas que nadie más sabía? Así que decidió creer y aferrarse a ello.

-Yo… dile a Gerard que lo extraño, pero que lucharé por el, dile que lo amo- rompió en llanto- dile que algo extraño ha entrado en mi cuerpo hace una semana como si me hubieran poseído, dile que confío en él y que sé que acabará con todo esto, por favor, permanece a su lado y ayúdalo.-las lagrimas corrían por sus ojos mientras hablaba, de felicidad al saber que su amor estaba bien y de añoranza ya que lo extrañaba demasiado.

-Ok, se lo diré, y lo haré, volverá pronto, gracias por creer- Kai al escuchar que algo lo había poseído, o eso creyó haber escuchado, se preocupó pero creía saber de quién se trataba y podría acabar con él, debía hacerlo, aún así, sabía que si el espíritu permanecía mucho tiempo en contacto con Frank, el pequeño también sería “especial” como ellos.

-Por favor… ¿podrías llamarme cuando puedas para estar al corriente de la situación? Lo extraño demasiado…- más lágrimas bajaban por su rostro.

-Por supuesto, te lo prometo, se nota cuánto lo quieres, ahora voy con él a luchar contra el mal- Frank se escuchó una risita a través del teléfono- Tranquilo, él estará bien, adiós. Por cierto, me llamo Kai.

El más pequeño solo puedo despedirse y agradecérselo de todo corazón, había recuperado a su razón para vivir, a su única esperanza.

Tú no estás solo,
Estamos juntos,
Estaré a tu lado, tú sabes que te tomaré de la mano
Cuando esto se ponga frío
Y se siente como el final, no hay lugar a dónde ir
Tú sabes que no me rendiré, no, no me rendiré,
Sigue aferrándote, porque tú sabes que lo superaremos, lo superaremos,
Solo mantente fuerte, porque sabes que estoy aquí para ti,
No hay nada que puedas decir, nada que puedas hacer,
No hay otro camino cuando la verdad aparece,
Así que sigue aferrándote, porque tú sabes que lo superaremos, lo superaremos.
Tan lejano, desearía que estuvieras aquí, antes fue muy tarde
Esto podría desaparecer,
Antes de que la puerta se cierre y viene un final,
Contigo a mi lado pelearé y defenderé, pelearé y defenderé.

Escúchame cuando te digo, cuando te digo que creo
Que nada cambiará, nada cambiará el destino,
Lo que sea que signifique lo solucionaremos perfectamente.
Sigue aferrándote, porque tú sabes que lo superaremos, lo superaremos…

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*Akai: significa rojo en japonés.

Escuchar la canción (Keep holding on - Avril Lavigne):*Canción* http://www.youtube.com/watch?v=JWNQygfu4YM
La letras en negritas pertenecen a la letra de esta canción.


Capítulo 15 - Breathless, Memoryless, Bondless...


Gerard se adentraba en aquel extraño lugar, tras pasar un puente en el que debajo había un extraño líquido rojo que se movía como si fuera un río, cruzó una puerta en forma de arco que brillaba tanto que parecía estar hecha de diamantes. Al pasar esta, maravillado por todo lo que veía ante sus ojos, se observaban miles y miles de escaleras que subían y cuyo fin era desconocido. Abrió los ojos de par en par al pensar que debía subir todas esas escaleras, pensó que si hacía eso tardaría días.

-No te preocupes, no es tanto como parece, además aquí no sentimos cansancio y tenemos todo el tiempo del mundo- sonrío divertido el pelinegro del piercing en el labio.

-Vamos, nos echamos una carrera y así se hará más leve- propuso el de la extraña bandita en la nariz, cuyo nombre había sido mencionado anteriormente pero Gerard lo había olvidado.

Así al contar hasta tres, todos salieron disparados escaleras hacía arriba, iban demasiado deprisa. El que había propuesto el reto se encontraba más adelantado, mientras que Gerard estaba el último, pero aún así, se sentía sorprendido por lo rápido que se movían sus pies, sin necesidad de hacer una pausa para tomar oxígeno, sin una pizca de cansancio y no se sentía asfixiado en lo absoluto.

-Wow, esto es increíble, así si merece la pena correr.-dictaminó el “nuevo” de ese lugar, sonriendo por primera vez desde hacía mucho tiempo.

Cuando miró hacía arriba observó al más pequeño en brazos del más rápido, el menor daba pataletas e intentaba zafarse de los brazos del más delgado sin ningún éxito.

-¡Reita, suéltame, que me sueltes estúpida iguana!- el mayor solo reía y subía las escaleras velozmente sujetando al pequeño.

-Reita, déjalo ya que después ya sabes como se pone cuando se enfada…-ordenó el de cálida sonrisa.

Gerard no sabía el por qué pero sentía familiaridad allí, se sentía acogido. Recordaba las bromas que solían hacer sus amigos y sus discusiones estúpidas, cuánto las extrañaba… Y por supuesto, todo este tiempo en lo único que podía pensar era en Frank, su pequeño, lo extrañaba demasiado, si pudiera desear algo en ese momento, sería simplemente verlo de nuevo.

Al llegar por fin arriba del todo, había una gran puerta metálica de piedras preciosas, y al ser abierta quedó aún más alucinado al ver que eso era un castillo lujoso.
Al entrar observó unos cómodos sillones a su derecha, habían cuadros y más escaleras, Y a su izquierda muchos objetos alargados en una funda que parecían ser katanas, ordenadas y de diferentes diseños.

-Bienvenido a nuestro “hogar”- hizo comillas con los dedos el de cabello anaranjado.

-¡Reita bájame ya!- estos seguían discutiendo, pero Reita por fin bajó al menor y este le dio una patada en el estómago al más delgado, el agredido pareció no inmutarse y siguió riendo acariciando la cabeza del menor como si de un niño se tratara.

-Sentémonos- sugirió el que parecía ser más maduro, el de la gran sonrisa.

Gerard se sentía perdido, ¿acaso es cierto que estoy loco? Se preguntó a si mismo.

-Bueno, primero presentación- habló el del piercing en el labio- yo me llamo Aoi, bueno, ese es mi apodo, en realidad me llamo Shiroyama Yuu pero eso te será más complicado de recordar, así que simplemente Aoi.- sonrío, Gerard se sintió cómodo allí, todos parecían estar relajados y alegres, se preguntaba cómo podían estarlo.

-O puedes llamarlo cara de pony y/o gato, si lo prefieres-sonrío el tal Reita, que parecía ser el bromista del grupo.
Aoi simplemente le ignoró pero no podía ocultar la sonrisa de su rostro.

-Yo soy Takashima Kouyou, pero mi apodo es Uruha.-habló el de hermoso rostro y cabellos anaranjados.

-O puedes llamarlo cara de pato y/o patito- volvió a decir Reita. Lo cierto es que si tenía cierto parecido con un pato, también observó a Aoi y comprobó que Reita tenía razón.

-Me llamo Uke Yutaka, mi apodo es Kai, encantado- habló el de gran sonrisa que parecía ser el “líder” de esos chicos que parecían ya adultos pero se comportaban como niños.

-O puedes llamarlo koala y/o señor sonrisitas, aunque creo que su nombre real es lo suficientemente insultante-se carcajeó Reita, yo no entendí la broma. Kai borró la sonrisa de su rostro y observó al bromista, este se quedo callado y agachó la cabeza, wow, al parecer si que era el líder.
Reita se acercó al oído de Gerard al notar su mirada desconcertada y susurró: -Se le dice uke al que “recibe” en una relación entre hombres, no sé si me entiendes- Gerard asintió, ahora lo entendía.-Mira, observa- Gerard obedeció-¡Uke!- dijo elevando la voz.

-¿Si?- contestó Kai y Reita y Gerard cubrieron sus rostros con la mano para evitar reír.

-Nada, nada- respondió Reita divertido.

-Yo soy Takanori Matsumoto, pero llámame Ruki- habló el más pequeño, que no sería más alto que Frank, y que embriagaba con esos ojos azules a cualquiera.
Reita parecía que iba a decir algo pero Ruki habló antes.- Si, ya sé “O llámale chihuahua y/o chibi*” jaja que divertido eres Reita- dijo el pequeño sarcásticamente.

-Enano…-susurró el de la bandita en la nariz, se levantó, jaló a Ruki de una mano, este quedó de pie, luego Reita se sentó sujetando al menor de la cintura, haciendo que este se sentara sobre él.

-¡Déjame!-chilló el menor. A pesar de sus “discusiones”, saltaba a la vista que había un gran cariño entre ellos.

-Yo soy Suzuki Akira, llámame Reita- sonrío observando al ver al menor intentando escapar.

-O llámalo iguana desnarigada y/o desteñida- se burló Ruki, pero el “insultado” en vez de mostrar enfado, sonrío.

-Vaya Ruki, veo que aprendes rápido, pequeño.- le “alabó” y apretó más fuerte. El resto no podía evitar sonreír al ver esa escena, parecía que al más bajito le ofendía ser llamado pequeño, enano o cualquier otro adjetivo relacionado con su tamaño, eso le recordó a su Frankie…a veces el mayor escuchaba al menor llamándolo, diciéndole palabras de consuelo, ¿eso realmente se lo decía Frank desde el otro mundo?

Es verdad que Ruki era bajito, se veía adorable con esa cara redonda pero era obvio que ya no era un niño, se podía notar en su rostro.

-Si, somos adultos, al menos físicamente, exceptuando a alguno- Aoi miró al más pequeño uniéndose al juego- somos veinteañeros- rió.

-Emm… yo soy simplemente Gerard Arthur Way Lee, llámenme Gerard, no sé ni en qué día o año estoy, así que no sé mi edad, pero menos de veinte creo tener, supongo, gracias por ayudarme, se los agradezco muchísimo.- se presentó el más joven, que seguía sintiéndose perdido y sin saber qué hacía ahí, pero aún así, esas personas le hacían sonreír.

-Bueno, ahora hay mucho de qué hablar, queremos ayudarte, así que queremos saber sobre ti y contestaremos cualquiera de tus dudas, cuéntanos o pregúntanos.- habló Kai tranquilamente inspirando confianza.

Gerard se sentía con ganas de hablar y de desahogarse así que contó con pelos y señales todo sobre él y el por qué se encontraba aquí, había derramado lágrimas al nombrar a Frank, pero Uruha le dio un golpecito en el hombro en señal de apoyo. Todos comprendieron la gravedad de la situación pero sabían que podían ayudarle, querían ayudarle, recordaban como se habían sentido ellos cuando vinieron por primera vez a este mundo, lo perdidos que se sentían…

-¿Puedo preguntar algo?- pidió permiso el más joven, todos asintieron- ustedes… ¿cómo es que también están aquí?



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*ChibiEstilo de representación infantil de un personaje en el cual generalmente son mas grandes los ojos, el cuerpo pequeño, las manos no tienen dedos, la voz es infantil y el comportamiento mas travieso. Es usado para presentar una versión del personaje mas tierno o lindo.

Ejemplo de chibi: chibi